Para finales de abril nos vamos más allá del Pirineo. Allí, en el lado francés, encontraremos ciudades y pueblos maravillosos, paisajes magníficos, una estupenda gastronomía… y muchísimos sorpresas. Estamos en Occitania, que es el nombre con el que se conoce desde antiguo esta región legendaria que corresponde a los territorios donde se hablaba la lengua de Oc, una de las primeras que sustituyeron al latín medieval. Una encrucijada de caminos por la que todos pasaron antes o después, creando una mezcla de la que surgió, en la Edad Media, una cultura sofisticada, la de los trovadores y los juglares que cantaban por las cortes y por las plazas de los pueblos historias de amor y desamor.
Pero no todo iba a ser tan feliz, porque aquí también corrió la sangre cuando aparecieron los cátaros, los perfectos. Ellos predicaban el rechazo del mundo material, que consideraban obra del diablo y llegaron a tener una gran importancia en toda esta zona, bajo la protección de algunos señores que eran vasallos del rey de Aragón. El papa, que no podía consentir aquello, decretó una cruzada contra ellos con el apoyo del rey de Francia (que quería ampliar sus dominios hacia el sur), y poco después tendría lugar la batalla de Muret. En ella moriría Pedro II de Aragón ayudando a los suyos, acabando así sus aspiraciones de continuar extendiéndose por estos territorios. La Corona de Aragón miraría entonces hacia el Mediterráneo, pero esa es otra historia. De momento aún quedaba mucha guerra por delante, y sería la Inquisición (que se creó precisamente para combatir a los cátaros) la encargada de acabar con el movimiento. Al pie del castillo de Montsegur más de doscientos líderes y seguidores fueron arrojados a la hoguera, aunque sus huellas no ardieron con ellos y por todas partes podremos descubrirlas.
Conoceremos Albi y Carcasona, dos de los reductos más importantes de los cátaros, pero también el esplendor que trajo el camino de Santiago, varios de cuyos ramales atraviesan este territorio hasta llegar a los pasos del Pirineo, Somport y Roncesvalles. Aquellos caminos fueron durante siglos un río de peregrinos, para los que se construyeron lugares tan extraordinarios como San Pedro de Moissac, con su incomparable tímpano esculpido, o la excepcional iglesia de Saint Sernin de Toulouse, ambas entre las joyas más importantes del románico europeo.
Y Toulouse, la ciudad rosa (donde dormiremos todos estos días), llamada así por el color de sus ladrillos. Conocida por ser capital de la aeronáutica, y que tiene muchas más cosas que ofrecernos: ambiente, vida, una rica historia, un magnífico patrimonio… y a sus alrededores pueblos maravillosos y mucho más, que descubriremos en estos fantásticos ocho días que pasaremos en Occitania.
Sábado 29 de abril
Saldremos de Zaragoza a las 6’00 de la mañana y nos dirigiremos a Toulouse o Tolosa de Francia, que es como ha sido conocida tradicionalmente. Llegaremos hacia las 12’30 y comenzaremos a descubrir la cuarta ciudad del país comiendo (incluido), porque al fin y al cabo estamos en Francia, por mucho que estemos en el sur, y ya va siendo hora.
Hoy dedicaremos la tarde a empezar a conocer su casco histórico para ir familiarizándonos con él. Y para empezar, dos cosas que tenéis que saber: Antoine de Saint-Exupery, el creador de una de las obras más extraordinarias del siglo XX, nació aquí. Pues sí, el padre de “El Principito” era de Toulouse, y además aviador (desapareció en una misión y nunca más se supo de él), lo que no puede estar más unido a la identidad de la ciudad.
¿Y sabéis dónde nació Carlos Gardel? Pues también en Toulouse, y de hecho está representado en las pinturas murales de los soportales de la plaza del Ayuntamiento, y es bastante habitual ver bailar tango en algunas plazas.
Una vez sabido esto, ya podemos empezar nuestro recorrido para descubrir un casco histórico lleno de estupendas sorpresas. Nos vamos a mover por el viejo Toulouse, y hoy nos tocan dos extraordinarias joyas medievales. La primera, la basílica de Saint-Sernin, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO dentro del conjunto del Camino de Santiago.
Saint Sernin, construida sobre la tumba de san Saturnino, es hoy el edificio románico más grande de Francia, nada más y nada menos, solo por detrás de la abadía de Cluny, de la que no quedan más que restos. Y con la diferencia de que está increíblemente bien conservada, además.
El otro tesoro que vamos a ver esta tarde es una joya “escondida”, el convento de los jacobinos (los dominicos), y concretamente la iglesia, con esta maravillosa palmera de ladrillo que forma su bóveda. Sería aquí donde nació la orden de los dominicos, fundada por el burgalés Santo Domingo de Guzmán con la intención de perseguir la herejía de los cátaros.
Después de esto nos instalaremos en el Hotel Novotel Caffarelli ****. Tiempo libre.
Domingo 30 de abril
Albi, cuyo casco histórico está declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es ¡¡¡espectacular!!! Conocida como la “dame de brique” (o sea, de ladrillo), su nombre se asocia al otro que se dio a los cátaros, albigenses, pues aquí residían algunas de las mayores comunidades cátaras. Pero también nos evoca el nombre de uno de los grandes pintores de finales del siglo XIX, nacido aquí: Henri Marie Raymond de Toulouse Lautrec, que vino al mundo en el castillo de Albi, en el seno de una familia de la nobleza.
Albi es pequeña pero magnífica, y hoy vamos a dedicar el día a descubrir sus maravillas, empezando por las vistas sobre el río Tarn, el puente viejo… y la impresionante catedral de Santa Cecilia. Imponente por su tamaño (dicen que es la catedral más grande del mundo construida en ladrillo) y por su aspecto de fortaleza, pues después de derrotar a los herejes cátaros (herejes desde el punto de vista oficial, claro) había que demostrar el poder de la Iglesia, y la forma más visual de hacerlo era precisamente así.
Al pasar al interior aparece otra nueva arma. ¿No predicaban los cátaros la pobreza? Pues aquí lo que tenemos es precisamente lo contrario, el lujo desmedido, la ostentación, como forma de conquistar las almas. Y como resultado no solo es la mayor catedral de ladrillo del mundo, sino también una de las más hermosas (su coro es inolvidable) y la que tiene una mayor superficie pintada, con 18.500 metros cuadrados de frescos de finales de la Edad Media, que se dice pronto. El resultado es, simplemente, ¡¡¡APABULLANTE!!!
Entre la catedral y el río se alza el palacio episcopal (conocido como Palais de la Berbie, obispo en occitano), cuyas monumentales dimensiones tienen otra vez el mismo objetivo: mostrar la fuerza de la Iglesia. Hasta la Revolución Francesa los obispos siguieron siendo los señores de Albi, y el interior de este soberbio edificio lo deja bien claro.
En cualquier caso, aquí dentro encontraremos algo más: el Museo de Toulouse-Lautrec. Sus problemas de salud impidieron su crecimiento (medía 1’52) y todo eso acabó llevándole a una vida marginal en París, rodeado de prostitutas, artistas, bailarinas… y de paso a convertirse en un gran artista. ¿Por qué no está allí el museo del mundo más importante dedicado a él? Pues porque su madre se lo ofreció a París, pero la ciudad lo rechazó y acabó aquí, en Albi. 219 pinturas, 31 carteles, infinidad de dibujos… Los caballos, la noche, el Moulin Rouge, los burdeles… su vida, en suma.
Continuaremos dando un paseo por las calles medievales de Albi, con edificios de entramado de ladrillo y madera como el que se ve en la fotografía (la más antigua que se conserva se remonta nada menos que al siglo XII). Desde la Maison du Vieux Albi al mercado cubierto del siglo XIX, descubriremos el enorme encanto de esta ciudad. Después comeremos (incluido), disfrutando de la gastronomía que tanto gustaba a nuestro pintor.
Por la tarde nos iremos al cercano pueblo de Cordes-sur-ciel, el que para muchos franceses es el más bonito de Francia, del que Camus decía que “todo es bello, incluso el pesar”. Poco ha cambiado desde la Edad Media, cuando se fundó sobre una colina rocosa y en una encrucijada de caminos. El paisaje, las murallas, las casonas medievales… todo nos lleva al tiempo en que los condes de Tolosa lo fundaron como una “bastide”, una villa amurallada levantada para proteger a la población en los tiempos de la cruzada contra los cátaros. que había arrasado muchos pueblos de la zona. Nació con dos líneas de murallas y llegó a tener hasta cuatro, con lo que llegó a ser uno de los mayores baluartes defensivos de los albigenses. Eso sí, acabado todo aquello vendrían tiempos de pujanza económica gracias al comercio de paños, sedas y pieles.
Cuando uno entra no hay coches, no hay asfalto, no hay cemento, no hay prisa. Casi nada ha cambiado en siete siglos en esta ciudad, incluidas las casas de los ricos comerciantes, con los símbolos del gremio al que pertenecían. Veremos algunas de ellas, la plaza del mercado cubierto o el pozo de más de cien metros de profundidad, al que los cátaros arrojaron a tres inquisidores. Por cierto, la leyenda dice que Cordes se construyó sobre el lomo de un dragón dormido, y que el pozo sería en realidad la huella de la lanza que san Jorge le clavó en el corazón.
Al acabar la tarde volveremos a Toulouse. Tiempo libre.
Lunes 1 de mayo
Carcasonne, declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, es uno de los lugares más visitados de Francia. Es uno de esos sitios míticos, del que se conoce mucho más lo que cuentan las novelas que su historia real. En parte por su aspecto, porque en el siglo XIX lo restauró Viollet-le-Duc y… ¡¡¡chachán!!! La dejó como la vemos hoy. Que sí, que es verdad que hizo un poco más una recreación que una restauración, y se inventó unas cuantas cosas con la intención de devolverle su aspecto “real” (lo mismo hizo en Notre Dame de París, por ejemplo), pero el resultado fue sensacional.
Viéndola desde lejos, con su imponente muralla y sus cuarenta y tres torres, es fácil revivir el episodio más importante de su historia. Tuvo lugar en 1219, cuando Simón de Montfort, el jefe de la cruzada contra los cátaros, la sitió. Solo fueron quince días y la ciudad cayó en sus manos, pasando tiempo después al reino de Francia y convirtiéndose en fortaleza real. De aquellos tiempos conserva las murallas con sus puertas y su camino de ronda, el antiguo castillo condal (así exactamente era un castillo medieval en la imaginación de las gentes de mediados del siglo XIX, y así lo restauró Viollet-le-Duc sin importarle demasiado la historia), la basílica de Saint-Nazaire… Lo recorreremos, y después tendréis tiempo libre para pasear por sus callejuelas. Después comeremos el plato más tipico de la zona (hay tres lugares, uno de ellos Carcassonne, que dicen que se inventó allí) la cassoulet (incluido).
Por la tarde nos iremos a la abadía de Fontfroide, situada en medio de un hermoso bosque. La fundaron los benedictinos pero pronto pasó a ser cisterciense, y desde allí se fundaron otras como Poblet, en España. Pero lo que nos interesa hoy de Fontfroide es que fue, sobre todo, un centro de la ortodoxia contra los cátaros (uno de sus monjes fue legado del papa ante el conde de Tolosa, pero el fracaso de su misión y su posterior asesinato desencadenaron la cruzada), y acabó siendo beneficiaria de muchas de las propiedades que se expropiaron a señores seguidores de la herejía.
Conoceremos el edificio y su rosaleda, con más de 2.500 rosales. Al acabar, regresaremos a Toulouse y tiempo libre.
Martes 2 de mayo
Hoy seguimos en Toulouse, y empezamos el día con el Capitolio, el magnífico conjunto del Ayuntamiento. En el siglo XII los ricos señores locales consiguieron que se viera reconocido su poder municipal por el conde de Toulouse. Fueron ellos los que decidieron construir una casa común cuyo aspecto fue cambiando con el paso de los siglos hasta llegar al actual, que corresponde sobre todo al siglo XVIII.
Si es posible lo visitaremos (el que esté abierto o cerrado depende de la agenda municipal, y no hay forma de saberlo con tiempo) y después nos iremos hasta el hôtel d’Assezat en busca de los comerciantes que hicieron la riqueza de la ciudad con un tinte azul conocido como pastel. El museo que hay dentro está cerrado por obras, pero podremos ver por lo menos el impresionante exterior del edificio, que muestra lo que fue la ciudad en el Renacimiento.
De allí nos iremos a otro lugar muy distinto: el mercado Víctor Hugo, el más importante de Toulouse, donde tendremos una degustación de la rica gastronomía de la zona. Después, tiempo libre para comer.
Dedicaremos la tarde a un tema fundamental para Toulouse, la aviación, pues estamos hablando de la capital europea de la industria aeronáutica. Hoy es la sede de Airbus, por ejemplo, pero ¿de dónde viene todo esto? Pues viene de los años que siguieron a la primera guerra mundial, cuando se había creado una gran flota de aviones en Francia a los que había que buscar un uso. Y fue cuando nació la aventura de la Aeropostal, el sueño de crear una línea de correo aéreo que llegó nada menos que hasta Santiago de Chile, atravesando el Sáhara, el Atlántico, una de las mayores cordilleras del mundo… y dando lugar a una historia épica llena de héroes, el más famoso de los cuales, Antoine de Sainte-Exupéry (desaparecido en uno de sus vuelos) nos dejó una de las obras más extraordinarias de la literatura del siglo XX, “El principito”.
Al acabar volveremos al hotel. Tiempo libre.
Miércoles 3 de mayo
Uno de los lugares míticos de Occitania es un pequeño pueblo encaramado sobre la roca, llamado Rocamadour. Allá por la Edad Media apareció aquí el cuerpo momificado de un ermitaño, San Amadour, y a partir de ese momento aumentó la popularidad del lugar y de las pequeñas ermitas que ya había, llegando cada vez más peregrinos.
Hay toda una serie de santuarios, un viacrucis… y en la Edad Media los devotos peregrinos subían andando. Hoy se puede hacer trampa, empezar desde arriba (más o menos), coger algún ascensor… con lo cual descubrir este bellísimo pueblo es bastante menos agotador de lo que pudiera parecer viendo las fotos.
Pasaremos aquí la mañana y comeremos (incluido), para después irnos a otro lugar absolutamente extraordinario, una de las atracciones naturales más importantes de Francia: La gouffre de Padirac, una inmensa cueva con salas de más de noventa metros de altura que te dejan sin respiración, un impresionante río subterráneo… todo de unas dimensiones absolutamente inesperadas y una belleza de la que las fotos no son ni una pálida sombra.
Al acabar vo
Jueves 4 de mayo
Hoy comenzaremos el día en Mirepoix, un lugar perfecto para rodar una película de mosqueteros (D’Artagnan no era de muy lejos de aquí), uno de esos sitios en los que si apareciera un espadachín por alguna esquina nos parecería algo de lo más normal. Con su plaza porticada con casas pintadas de colores pastel, los artesanos vendiendo sus productos bajo los porches de madera… tiene un encanto enorme.
La ciudad fue tomada por los cruzados (poco antes había habido aquí un concilio cátaro), pero eso no fue lo peor. Unas décadas más tarde sufrió una gran inundación y hubo que reconstruirla en la otra orilla del río. Es de entonces y de los siglos siguientes de cuando datan sus casas construidas con entramado de madera. Después de verlas tendremos algo de tiempo libre para poder pasear por este lugar, pero también visitaremos su catedral, con la peculiaridad de tener la segunda nave más ancha de Europa, solo detrás de la de Gerona. ¡¡¡22 metros, nada menos!!!
En 1206 seiscientos cátaros se reunieron en Mirepoix y pidieron que se reconstruyeran las defensas de un lugar mítico muy cerca de aquí: el castillo de Montsegur. Nos dirigiremos allí después de comer (incluido).
Allí se fueron refugiando más y más cátaros, de forma que Montsegur era, más que un castillo, un pueblo fortificado donde estuvo la cabeza de la iglesia cátara. Finalmente se lanzó el asedio definitivo para “cortar la cabeza al dragón”, que acabó con una negociación y la posterior rendición. Los vencedores dieron quince días de plazo a los vencidos para abandonar el castillo, pudiendo optar entre la abjuración de su fe y la hoguera. Finalmente, una pira gigantesca consumiría los cuerpos de 210 mártires en el “Prat dels cramats”.
Lo que hay hoy no son las construcciones cátaras, que se destruyeron, sino lo que se levantó después. En cualquier caso lo veremos desde el mirador (hace falta estar en bastante buena forma para subir), desde donde se ven, entre la roca y el cielo, los muros de este lugar fortificado por la propia naturaleza, que parece inaccesible e inexpugnable de tan abruptas que son las paredes.
Al acabar volveremos a Toulouse. Tiempo libre
Viernes 5 de mayo
Empezaremos la mañana yendo hasta una pequeña localidad, Moissac, en pleno camino de Santiago. Posiblemente no os suene de nada, pero allí está la iglesia de Saint Pierre, con una portada maravillosa y el primer claustro románico monumental, con capiteles esculpidos… Eso sí, se salvo casi de milagro, pues cuando en el siglo XIX se hizo el ferrocarril Burdeos-Séte la vía atravesó… ¡¡¡el refectorio del monasterio!!!
Veremos este maravilloso Apocalipsis de la portada de la iglesia, con este Cristo terrible y justiciero (es la portada de la iglesia del monasterio de “El nombre de la rosa”, de Umberto Eco), y pasearemos por el claustro descubriendo las maravillas talladas en sus capiteles, una verdadera joya del arte medieval.
Después nos iremos a Montauban, la primera bastida de la historia, fundada en 1144 por el conde de Toulouse. Al siglo siguiente, tras la cruzada contra los cátaros, vendría un período de resurgir, que acabaría con la peste negra y la guerra de los cien años, pero lo que más nos interesa es que en el Renacimiento se convertiría en una de las ciudades de los hugonotes, los protestantes franceses, que llegan al punto de expulsar al obispo católico de la ciudad. Una nueva historia de “herejía”, como vemos, varios siglos después, que en este caso acabará con la toma de la ciudad por el cardenal Richelieu.
Después de desafiar a Richelieu (y perder, claro) ocurrieron muchas más cosas, pero sobre todo una: aquí nació uno de los más grandes pintores europeos del siglo XIX, Jean Auguste Dominique Ingres (el del papel Ingres), y uno de los escultores más importantes del periodo de la Belle Époque, Antonine Bourdelle. De los dos hay muchas obras en Montauban.
Y un último detalle que nos toca muy de cerca: aquí se refugiaron muchos españoles tras la Guerra Civil, y especialmente uno de ellos que está enterrado en este lugar: Manuel Azaña, presidente de la Segunda República Española. Como él dijo, “Que propaguen mis doctrinas si se cree conveniente, pero mi cuerpo es de la tierra donde caiga”.
Entrando por el Pont Vieux daremos un paseo que nos llevará a la plaza nacional, parando en el Museo Ingres-Bourdelle, situado en el antiguo palacio episcopal y completamente renovado. El edificio conserva el salón del príncipe negro, de la época de la guerra de los cien años, pero como después de la toma de la ciudad por Richelieu se derribaron las fortificaciones y el castillo, el nuevo obispo construyó el actual al tiempo que levantaba la nueva catedral, para restablecer el catolicismo en esta ciudad protestante.
Comeremos (incluido) y después volveremos a Toulouse, donde haremos un recorrido en barco por el Canal du Midi, el canal navegable en funcionamiento más antiguo de Europa, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Luis XIV quiso crear una obra imperecedera que hiciera realidad el viejo sueño de unir el Atlántico y el Mediterráneo, evitando así el peligroso rodeo por el estrecho de Gibraltar. Muchos lo pensaron antes que él, pero ninguno se atrevió con aquella enorme inversión de dinero que supuso 15 años de trabajo de 12.000 obreros.
Finalmente el canal une Toulouse con el Mediterráneo, aunque otro canal llega hasta Burdeos, formando el llamado canal de los dos mares. Nosotros, en cualquier caso, haremos un recorrido mucho más corto en barco, incluyendo parte del tramo más cercano a Toulouse en el que podremos ver en funcionamiento tres de las esclusas. Al acabar, tiempo libre.
Sábado 6 de mayo
La última mañana en Toulouse tendremos tiempo libre, para que cada uno pueda aprovechar como quiera las últimas horas en la ciudad. Después de comer (libre) tomaremos el camino de vuelta hacia Zaragoza, donde llegaremos hacia las 23’00.
Este es el plan. Os dejo todas las informaciones prácticas
Precio – 1.700 € por persona en habitación doble (suplemento habitación individual, 415 €). En caso de ir solo y querer compartir, podemos intentar encontrarle un acompañante, pero no podemos asegurárselo.
Incluye
Nota – El orden de las visitas puede cambiar en función de las necesidades de los lugares que visitamos. Si por alguna razón ajena a nosotros alguno de ellos no se pudiera visitar en esas fechas, lo sustituiríamos por otro similar.
El precio NO incluye:
Forma de reserva
La agencia de viajes técnica es:
VIAJES VIMAR S.A.
AUTOVIA DE LOGROÑO, KM. 2,400
POLIGONO EL PORTAZGO 66
50011 – ZARAGOZA
Título: C.A.A.: 3MM
Diseño y producción:
GOZARTOURS S.L.
C/ San Agustín, 27-29, 2º B
50002, Zaragoza
Título: C.A.A. 325
Calle San Agustín 27-29, 50002 Zaragoza
Teléfono 976 20 73 63
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