Si hay un lugar en el mundo tocado por la mano de Dios tiene que ser el golfo de Nápoles. Mirar el mundo desde Sorrento con la brisa del mar dándonos en la cara, el Vesubio a un lado, Capri al otro y las ramas de un limonero dándonos sombra mientras nos comemos una auténtica pizza Margheritta… es estar en el mismísimo paraíso.
Nápoles siempre es exceso, exageración… siempre es más. Se llena el cráter del Vesubio de agua del mar más azul que se pueda imaginar y se echan media docena de los pícaros más pícaros y sinvergüenzas, una buena pizca del lujo más desatado, el tomate que más sabe a tomate, las calles con más ropa tendida del mundo, un par de seguidores de la iglesia de los maradonianos junto con un pelo de su dios, las criptas más macabras y las fiestas más alegres, la sangre de San Genaro bien licuada, los chanchullos de la Camorra, Polichinela, los dioses de los romanos bañándose en las playas de Ischia, los personajes de los belenes más maravillosos, la mejor pizza que existe, la pasta más al dente, el barroco más delirante, la calavera de la principessa Lucía, unos limones de Sorrento, un chocolate en una maravillosa taza de porcelana de Capodimonte, a poder ser del siglo XVIII y pintada con una vista del golfo con el volcán humeante al fondo, el chico con bañador blanco del anuncio de Dolce&Gabbana bañándose en Capri, el dolce far niente (o sea, el placer de no hacer nada mientras se ve la vida pasar), un poco de albahaca, los tejados de Amalfi y las vistas de Positano, el teatro de ópera más maravilloso y una copa de vino lacrima Christi cultivado en la lava de las faldas del Vesubio… se deja hervir, Sofía Loren lo remueve con una pala de pizzero mientras suena “Torna Sorrento” y de la erupción sale Nápoles. Pura vida, ni más ni menos.
Sábado 27 de agosto
Saldremos a las 13’00 de Zaragoza en dirección a Barcelona, desde donde volaremos a las 18’55. Llegaremos a Nápoles a las 20’55 y nos instalaremos en el Hotel Naples (o similar), de 4 estrellas. Tiempo libre.
Domingo 28 de agosto
Hoy nos lanzaremos a la conquista de Nápoles (que seguro que es quien finalmente nos conquiste a nosotros). Empezaremos sumergiéndonos en un mundo completamente diferente, dando un paseo por el corazón de la ciudad, la zona más popular y auténtica: Spaccanapoli, o sea, lo que parte a Nápoles en dos, que de ahí viene el nombre, una calle de época griega convertida en decumano máximo por los romanos, que hoy es un lugar bullicioso, bullanguero, alegre, pintoresco, sucio a veces e increíblemente vivo. Un paseo por sus calles nos servirá para tomar el pulso de la ciudad y para darnos cuenta de hasta qué punto es rico su patrimonio (todo el enorme centro histórico, uno de los más grandes de Europa, está declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO), como descubriremos visitando la maravillosa capilla Sansevero, un lugar detrás del que hay un sangriento crimen pasional, un personaje relacionado con la masonería y la alquimia… y muchas cosas más, como ese maravilloso “Cristo velato” que hay en el centro y que es una de las joyas del arte italiano.
Visitaremos también la iglesia de San Domenico Maggiore, donde están las tumbas de los reyes de la dinastía aragonesa que reinó aquí durante gran parte del siglo XV, y después nos acercaremos a la Via San Gregorio Armeno, un lugar encantador porque es el corazón del fascinante mundo del Belén napolitano. Podremos detenernos en los puestos y, sobre todo, entrar en las tiendas de los artesanos y descubrir lugares mágicos, con miles de pequeñas figuras a nuestro alrededor: ángeles barrocos vestidos de seda revoloteando sobre nuestras cabezas, vendedores de la Nápoles del siglo XVIII anunciando a gritos sus mercancías, portales de todos los tamaños…
Comeremos (incluido) y por la tarde nos iremos a visitar el Palacio y Museo de Capodimonte, un palacio de verano que construyó nuestro Carlos III cuando aún era rey de Nápoles. Rodeado de jardines con vistas espectaculares del Golfo, en su interior disfrutaremos de una maravillosa colección con obras maestras de Rafael, Tiziano, Brueghel, Caravaggio, Goya…
Al acabar, regreso al centro de Nápoles y tiempo libre.
Lunes 29 de agosto
Hoy comenzaremos el día en el fabuloso Museo Arqueológico Nacional (probablemente el más importante del mundo para conocer el arte romano y su vida cotidiana), en el que podremos ver algunas de las grandes esculturas de la Antigüedad (el Hércules Farnesio, por ejemplo), y también lo que se encontró en las casas de Pompeya, Herculano y el resto de las villas vesubianas: pinturas, mosaicos, muebles, objetos de todo tipo…
Y no solo eso, sino que también se puede visitar el “Gabinete secreto”. ¿Secreto? Pues sí, porque durante mucho tiempo los visitantes que llegaban a Nápoles hablaban casi entre susurros de un lugar que todos querían visitar aunque ninguno se atrevía a confesarlo. No cualquiera podía entrar, porque lo que allí había podía pervertir fácilmente a las mentes débiles y llevarlas directamente al camino de la perdición, así que había que pedir permiso y probar una fortaleza moral capaz de soportar cualquier tentación, porque lo que se veía… tenía por lo menos tres rombos, así por lo bajo.
Sin dejar la Antigüedad nos iremos a conocer las tripas de la ciudad. Por debajo de esa Nápoles esplendorosa que hemos descubierto hay otra igual de impresionante pero completamente distinta, y para conocerla nos iremos a recorrer una parte de lo que se conoce como Napoli sotterranea. Debajo de las calles que los napolitanos y los turistas recorren tan tranquilos existe otra ciudad formada por catacumbas, galerías, antiguas cisternas que en algunos casos fueron construidas ya por los griegos y que en la Segunda Guerra Mundial fueron utilizadas como refugios. ¿Os animáis a descubrirlas?
Tendremos tiempo libre para comer y luego tomaremos el funicular para irnos a mi lugar preferido en Nápoles, un maravilloso monasterio situado en lo alto de la ciudad con unas vistas inigualables: la Cartuja de San Martino. En ella, además de poder ver las magníficas obras de nuestro compatriota José de Ribera, podremos descubrir qué es eso del barroco napolitano y comprender un poco mejor a esa gente tan peculiar que son los cartujos. Os dejo una imagen de su cementerio en el claustro grande, uno de esos lugares en los que la paz flota en el ambiente. Si me pierdo, es posible que esté allí.
La Cartuja todavía nos guarda otra sorpresa, pues allí hay un ¡¡¡INCREÍBLE!!! museo de Belenes napolitanos, desde los más pequeños a los más espectaculares, con 300, 400 e incluso más figuras. Si en la Vía San Gregorio Armeno pudimos ver en acción a los artesanos belenistas, aquí podremos ver los belenes montados de una manera ¡¡¡IMPRESIONANTE!!!
Bajaremos de la Cartuja dando un paseo por la escalera del Petraio, con unas vistas estupendas, y después atravesaremos los barrios españoles.
Estos barrios fueron construidos en el siglo XVI por el virrey Pedro de Toledo (a quien debe su nombre la arteria principal de la ciudad histórica, Via Toledo, donde acabaremos) para alojar a las tropas españolas de paso por la ciudad. Durante mucho tiempo fueron un símbolo del Nápoles más degradado, pero hoy algo está cambiando, como en toda la ciudad. Eso sí, no han perdido ni un ápice de su ambiente (motos, gente, más motos, más gente, vida), y recorrerlos es toda una experiencia. Como muestra de lo que podremos ver en ellos os dejo este espectacular mural, un ejemplo de arte urbano en el que aparece una escultura que habremos podido ver en la capilla Sansevero, totalmente fuera de contexto y de escala y precisamente por eso sorprendente y espectacular.
Al acabar tendremos una pequeña sorpresa gastronómica, y después tiempo libre.
Martes 30 de agosto
Hoy pasaremos la mañana descubriendo el Nápoles de los aragoneses, de los virreyes españoles y de los Borbones. Comenzaremos visitando el lugar más aragonés de una ciudad en la que Aragón y España están por todas partes: el Castel Nuovo. Atravesaremos el extraordinario arco de triunfo que hizo Alfonso V el Magnánimo de Aragón para conmemorar su entrada aquí y desde sus terrazas veremos el maravilloso panorama del Golfo a nuestros pies, el Vesubio al fondo y Nápoles a nuestra espalda, desparramándose por las colinas.
De allí nos iremos al Palacio Real, construido por los virreyes españoles, y el Teatro San Carlo, que está justo al lado y es el teatro de ópera en activo más antiguo del mundo y probablemente el más hermoso. Lo construyó Carlos III (que antes de ser rey de España lo fue de Nápoles) y es una de las visitas más recomendables de la ciudad.
Tendremos tiempo libre para acercarnos al fantástico Café Gambrinus (que todavía conserva la decoración del siglo XIX) a recobrar fuerzas antes de acabar la mañana visitando la magnífica Galería Umberto I. Después, tarde libre.
Miércoles 31 de agosto
En otoño del 79 d.C. el Vesubio entró en erupción. El día se convirtió en noche y el volcán empezó a escupir una lluvia de lava y cenizas que hizo que muchos de los habitantes de Pompeya, Herculano y las otras ciudades que estaban casi en la falda del gigante murieran intentando huir.
Algo más de 1.600 años después un zaragozano, Roque Joaquín de Alcubierre, encontró primero Herculano y unos años después Pompeya. El mundo se quedó asombrado ante lo que fue apareciendo allí, pues nadie se podía imaginar que tantos siglos después pudieran aparecer aquellas ciudades congeladas en el tiempo, tal y como quedaron aquel día. En ellas se puede pasear por las calles, entrar en las casas y ver los espectaculares frescos o mosaicos que decoran algunas de ellas, ir a las termas, pasar un rato en el foro y darse una vuelta por alguna taberna, acercarse al teatro o al anfiteatro… Y todo con un estado de conservación tan increíble que en algunos momentos casi tenemos la sensación de estar en un decorado de una película de romanos, más que en una excavación arqueológica.
Cogeremos el bus temprano por la mañana y nos iremos a Pompeya, muy cerca de Nápoles. Pasaremos allí toda la mañana y, después de comer (incluido) nos iremos a Herculano. Merece la pena visitar los dos, porque cada una nos aporta algo: Pompeya es una ciudad completa y tiene de todo (murallas, puertas, calles, foro, termas, casas, tiendas, lupanar, teatro, anfiteatro, tumbas…), y Herculano se ha conservado tan extraordinariamente bien que hay calles que conservan casi perfectamente todas las fachadas.
Al acabar, regreso a Nápoles y tiempo libre.
Jueves 1 de septiembre
En el Golfo de Nápoles hay varias islas, pero hay una especialmente conocida ya desde los tiempos de los romanos, pues desde allí Tiberio, el sucesor de Augusto, gobernó el Imperio. Desde entonces hasta hoy ha sido refugio de ricos y famosos y no es de extrañar, porque hay pocos lugares más hermosos que esta pequeña isla de apenas diez kilómetros cuadrados cuyo nombre viene de sus primeros habitantes, las cabras o los jabalís que trepaban por sus riscos.
Cogeremos el ferry y nos iremos para allí. El plato fuerte del día será el recorrido en un pequeño barco alrededor de la isla, en el que veremos paisajes increíbles, grutas con coral, villas en las que pasearon BB (Brigitte Bardot, claro), Jackie O, Liz y Richard y demás MegaVIP’s de cuando un VIP era un VIP, o el mismísimo Pablo Neruda, que tuvo que refugiarse aquí. Todo eso hasta los impresionantes “faraglioni”, auténticas montañas en medio del mar (conocidos por todos por la publicidad de Dolce&Gabbana).
Al llegar otra vez a tierra firme nos esperará el autobús para subir a la parte más alta, Anacapri, un pequeño pueblo en el que nos espera la increíble sorpresa de la iglesia de San Michele, que guarda en su interior este espectacular pavimento de cerámica. Si aquí no os sentís dentro del Paraíso, os aseguro que no lo lograréis en ningún otro sitio.
Tendremos tiempo libre para comer, y después de dar una vuelta por Capri y su “piazzetta”, visitando los jardines de Augusto (con sus vistas de la via Krupp, una carretera que desciende vertiginosamente desde el centro de Capri hasta el mar) y volveremos a Marina Grande para coger el ferry y regresar a Nápoles. Al llegar, tiempo libre.
Viernes 2 de septiembre
Hoy nos vamos a un lugar maravilloso, la Costa amalfitana, llamada así porque la principal población es Amalfi, una de las cuatro repúblicas marineras italianas. ¡Cómo serán las vistas desde la carretera que la recorre que la UNESCO la incluyó en la declaración de Patrimonio de la Humanidad! Es la Italia de las películas de los años 60, de los anuncios de Martini, de Sofía Loren y la Vespa, del sol y del azul del mar.
Iremos pasando por pequeños pueblos costeros (si el autobús puede parar nos detendremos en un mirador que está encima de Positano) hasta llegar a Amalfi, donde nos esperará una barca con la que haremos el recorrido de la costa pero viéndola desde el mar, con imágenes maravillosas que son un complemento perfecto a las vistas que habremos tenido desde el autobús. Posteriormente llegaremos a Amalfi desde el mar, como hay que hacerlo, visitaremos el Duomo y nos perderemos por sus calles, un auténtico laberinto de escaleras, túneles y miradores con vistas maravillosas. Después, comida (incluida).
Por la tarde subiremos a la montaña, a Ravello, un impresionante balcón que cae sobre el mar que ha sido lugar de retiro de artistas como Wagner, Greta Garbo (que pasó aquí “horas de secreta felicidad”) y muchísimos otros.
La palabra belleza se queda terriblemente corta para este lugar, porque estamos en el mismísimo paraíso, como podremos comprobar en la “terraza del infinito” de la Villa Cimbrone, una casa cuyos orígenes están nada menos que en el siglo XI y que se ha ido transformando desde entonces para convertirse en un lugar único con unos jardines maravillosos, prácticamente colgados sobre el mar.
Concluiremos nuestro recorrido volviendo a Nápoles por el interior, por los montes Lattari, disfrutando del contraste entre el espectacular paisaje de la sierra y el de los dos golfos que la rodean, el de Nápoles y el de Salerno, que es donde está la costa que hemos recorrido hoy.
Sábado 3 de septiembre
Hoy nos vamos hacia el sur, en dirección a Paestum, donde nos espera una maravillosa sorpresa: los templos mejor conservados de la Grecia antigua. Sí, habéis oído bien, porque estamos en una zona que los griegos colonizaron y que es conocida como la Magna Grecia. En ningún lugar hay otros templos de la Antigüedad que nos hayan llegado en este increíble estado de conservación, y pasear por esa pradera que los rodea es una experiencia única.
Después de visitar el yacimiento y su magnífico Museo Arqueológico nos iremos a comer a una Azienda Agrícola y volveremos a Nápoles, donde podremos tener algo de tiempo libre. Nos iremos después al aeropuerto, donde tomaremos a las 21’35 el avión que nos llevará a Barcelona, donde llegaremos a las 23’40. Un autobús nos esperará para ir a Zaragoza, donde estaremos hacia las 4’00 de la mañana.
Este es el plan. Seguramente habéis pensado que me repito, que todo es maravilloso, espectacular, increíble, paradisíaco… pero es que se me acaban los adjetivos para describir este lugar tan extraordinario.
PRECIO – 1.925 € por persona en habitación doble (suplemento habitación individual, 250 €)
El precio incluye:
Nota – El orden de las visitas puede cambiar en función de las necesidades de los lugares que visitamos. Si por alguna razón ajena a nosotros alguno de ellos no se pudiera visitar en esas fechas, lo sustituiríamos por otro similar.
El precio NO incluye:
Forma de reserva
La agencia de viajes es:
VIAJES VIMAR S.A.
AUTOVIA DE LOGROÑO, KM. 2,400
POLIGONO EL PORTAZGO 66
50011 – ZARAGOZA
Título: C.A.A.: 3MM
GOZARTOURS
C/ San Agustín, 27-29, 2º B
50002, Zaragoza
Título: C.A.A. 325
Calle San Agustín 27-29, 50002 Zaragoza
Teléfono 976 20 73 63
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