Los dioses de los griegos y los romanos molaban un montón. Tenían las mismas bajas pasiones que los humanos, pero a lo bestia, y no se les ponía nada por delante cuando se proponían algo. Es lo que le pasaba a Zeus, que con eso de que era el mandamás del Olimpo llevaba fatal que le dieran calabazas. Si a eso le unimos un serio problema de adicción al sexo, el resultado son un montón de episodios “de alta cuna y de baja cama”. Lujuriosos, morbosos y de lo más interesantes, en ellos Zeus se convertía en todo tipo de cosas para conseguir sus propósitos (o sea, para beneficiarse a alguien) sin que su señora se enterase. Y es que Hera era de armas tomar, así que él siempre llegaba a la misma conclusión: ojos que no ven…
Y empezamos por Danae, que resulta que era una princesa, vamos, hija de un rey que un día tuvo la brillante idea de ir a consultar un oráculo (hoy hubiera ido a que le echaran las cartas, lo que tiene más o menos la misma fiabilidad). Más le valdría no haber ido, porque el sofocón que se dio aquel hombre… “Aunque te escondas en los confines de la Tierra, el hijo de tu hija te matará”. ¿Qué hizo? Pues encerrarla en la torre más alta que encontró para que no hubiera forma humana de que se quedara embarazada. No le juzguéis, porque ¿qué hubierais hecho vosotros si os dan semejante disgusto? Pues lo mismo, no mintáis que os crecerá la nariz.
La cosa es que si aquel hombre durmió tranquilo a partir de aquel día, pocos motivos tenía. Zeus se había encaprichado de la chica, y para poder entrar en la torre se transformó… ¡¡¡en lluvia de oro!!! Viendo el cuadro de Klimt parece que la chica disfrutó de aquello, y tan bien se lo pasó que… ¡¡¡se quedó embarazada!!! De aquello nació una criatura a la que su madre llamó Perseo, y que andando el tiempo no sólo le cortaría la cabeza a Medusa sino que, sin querer y por casualidad… ¡¡¡mató a su abuelo!!! Para una vez que acierta el oráculo…
Ganimedes era un mocete guapetón y príncipe de Troya, pa’más señas. En aquellos tiempos se llevaba el rollo pastoril, y el chico se había ido a pasar una temporada al monte de pastorcillo, con las ovejas, las cabras y demás. El caso es que por allí pasó Zeus y se quedó “embrujao por su querer”, como en la copla. El chico estaba como pa’un tropezón, que diría Celia Gámez, y Zeus hacía a pelo y a lana, así que…
Ni corto ni perezoso se convirtió en águila, lo raptó y se lo llevó al Olimpo. Y claro, como no era cosa de que Hera se enterase y armase una escena sacándole los ojos o algo peor a la criaturica, hubo que buscarle una ocupación que diese el pego, y el chico, que iba para príncipe, acabó de camarero, como suena. Bueno, de copero de los dioses, que dicho así suena muchísimo más fino, pero que viene a ser lo mismo. Y entre copa y copa…
Y para acabar hoy, la historia más increible de todas, pero verdadera como la vida misma, que no estuve yo pero me lo contó quien lo vio. Resulta que un día Leda iba paseando tan tranquila sin su marido por la orilla del río, tomando la fresca. Y Zeus, que ya le había echado el ojo, se convirtió en cisne y, como diría el clásico, yació con ella. Vamos, que… sobran las palabras, ¿no?
El caso es que Leda debía ser insaciable, y esa misma noche siguió la fiesta con su marido, y oye, llegar y engranar, porque de resultas de aquello… ¡¡¡puso dos huevos!!! Y de dos yemas cada uno, porque de cada uno salieron dos criaturas. Eso es puntería, sí señor, y lo demás cuentos. Vamos, digo yo.
Y si queréis más lujuria no os podéis perder, este mes de enero, nuestras CENAS LUJURIOSAS.
Cuándo – Martes 19 , 22 y 26 de enero a las 21’15
Precio – 26 € por persona
Dónde – La Zarola, Calle de San Miguel 35
Más información y reservas – Llamando al 976207363 o entrando aquí
Si queréis seguirnos podéis entrar en www.facebook.com/gozARTE y pinchar en “me gusta”, o en twitter @gozARTE. Y ahora, os dejo unos cuantos post de nuestro blog con historias de lo más lujuriosas:
Pecadores encantadores – Rebeca y la lujuria
Lujuria es… el champagne (francés, bien sûr)
Lujuria es… sexo en Nueva York
Lujuria es… unas piernas de cinco millones de dólares
Lujuria es… el teatro chino de Manolita Chen
Lujuria es… el “gabinete secreto” de Nápoles
Lujuria es… la guerra de los biquinis
Lujuria es… San Juan de la Cruz
Calle San Agustín 27-29, 50002 Zaragoza
Teléfono 976 20 73 63
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