Durante siglos, cuando un viajero llegaba a Zaragoza y preguntaba por una fuente le debían mirar con cara rara. ¿Una quéeeeeee? Aquí había pozos en las casas, que para encontrar el agua del Ebro había que excavar poco, y punto. Pero claro, cuando los franceses conquistaron la ciudad después del segundo Sitio debieron arrugar el mostacho mientras se decían: “C’est pas possible. Pas de fontaines?“. Y eso que era febrero y no sabían aún lo que habían de sudar por estas tierras. El caso es que se pusieron en marcha, que nuestros vecinos son gente eficiente, pero las cosas estaban como estaban y entre que se ponían y no se les acabó la guerra y tuvieron que salir por pies, dejando las cosas a medio hacer. ¿Sabéis cuál fue la primera fuente que hubo en la ciudad? Pues la de Neptuno, que ahora está en el parque pero que primero estuvo en la plaza de España. Pinchad aquí si queréis conocer su historia.
Además de la Samaritana salieron de los talleres de Averly miles y miles de piezas y esculturas que son historia de Zaragoza. En este momento Averly está en peligro y puede desaparecer. Una constructora ha comprado los terrenos y planea levantar en ellos 200 pisos, con lo que un lugar absolutamente único, una joya del patrimonio zaragozano, está en riesgo (entra aquí para saber más). Sólo se salvaría la casa de la familia y la puerta que da hacia el paseo María Agustín, que es la parte catalogada como Bien de Interés Cultural, pero las naves de la fábrica, en las que se ha detenido el tiempo, desaparecerían para siempre.
Estamos absolutamente en contra de que esto ocurra. Podemos comprender que la familia necesite vender; podemos entender que la situación sea la que es, con los presupuestos de las administraciones públicas bajo mínimos; pero lo que de ninguna manera podríamos entender es que el Ayuntamiento de Zaragoza y el Gobierno de Aragón asistieran de brazos cruzados a lo que, sin ninguna duda, sería la pérdida más importante en el patrimonio de nuestra ciudad desde hace décadas (probablemente desde que se hundió la capilla de la antigua Universidad de la plaza de la Magdalena). Por eso creemos que es necesario que los ciudadanos presionemos a las instituciones para entre todos salvar Averly. ¿Qué podemos hacer? Pues de momento, demostrar que somos muchos los que estamos en contra de esta barbaridad:
En los años 70 la ciudad de Zaragoza se movilizó para salvar el Mercado central, y lo logró. Ahora nos toca emular a los zaragozanos de hace casi 40 años para salvar Averly. No podemos permitir que nuestro patrimonio siga desapareciendo y dejándonos huérfanos de nuestra historia.
Calle San Agustín 27-29, 50002 Zaragoza
Teléfono 976 20 73 63
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