Si sois un grupo y queréis hacer una actividad juntos, os dejamos unos ejemplos. Poneros en contacto con nosotros a través del email:
contacto@gozarte.net o a través del teléfono 976 207 363.
Misterios, asesinatos, milagros, persecuciones, enigmas, leyendas…
¿Sabíais que todavía se puede oír la llamada a la oración desde la mezquita mayor de Zaragoza? ¿Y que en algún lugar de la antigua judería todavía vive una judía que cada viernes por la tarde prepara la cena del Sabath?
Cuándo – El día que queráis, si es de día os la recomendamos añadiendo la catedral y/o la parroquieta.
Dónde – Plaza de la Seo, junto a la torre
Precio – Escríbenos a contacto@gozarte.net para consultar fechas, entradas y precios.
Zaragoza, años 60, siglo XX.
Son los años del péplum. Un desconocido director de serie B quiere rodar su propia película de romanos, eso sí, dándole un cierto color local al guión y ambientando la historia en Caesaraugusta.
El reducido equipo de producción (el director, la estrella italiana y un chico para todo) recorre el casco histórico junto con un guía para localizar los mejores rincones romanos para cada escena, desde el Foro hasta el Teatro, y seleccionar un adecuado equipo para el rodaje.
En tiempos de crisis, ¿hay algo más barato que pecar? A lo largo de sus más de 2.000 años de historia en esta ciudad se ha pecado de todas las formas posibles, unas veces con más gracia y otras con menos, algunas con imaginación y, de vez en cuando, incluso sin remordimientos.
Os proponemos descubrir Zaragoza desde otro punto de vista, a través de siete rutas sobre cada uno de los pecados capitales.
Anímate a descubrir una ciudad mucho más pecadora de lo que imaginabas, y por cierto, el que esté libre de pecado ¡¡¡qué también venga!!!
Elige tu ruta: • Gula • Lujuria • Avaricia • Soberbia • Envidia • Ira • Pereza
Una de las mejores herencias de la Expo es el Parque del Agua, situado en el mismo meandro de Ranillas, en una curva del Ebro: un entorno magnífico, un paisajismo innovador, edificios llamativos, todo tipo de actividades, una noria siria que “gime” cuando sube el agua…
En fin, un parque que no se parece a ningún otro.
La Exposición Internacional de 2008 ha dejado en Zaragoza un extraordinario legado.
No sólo ha transformado completamente la relación de la ciudad con el río, sino que nos han quedado unas cuantas piezas arquitectónicas que no paran de cosechar premios en todo el mundo, como el Pabellón de España, el pabellón-puente…
Para descubrirlas, os proponemos un agradable paseo en el que hablaremos de arquitectura y de muchas otras cosas.
En los años 20 del siglo pasado se construyó el primer gran parque de Zaragoza en un lugar encantador, situado entre el río Huerva y el Canal Imperial, con grandes desniveles, colinas…
¿Os animáis a descubrir sus rincones más sorprendentes, esculturas, árboles monumentales…?
Uno de los más grandes escultores del siglo XX.
Pablo Gargallo nació en Maella, un pueblo de la provincia de Zaragoza, y es en nuestra ciudad donde puede visitarse el único museo dedicado a él en el mundo.
Para conocer la aventura de Gargallo en busca de nuevas formas, nuevos materiales, nuevas maneras de mirar… nada mejor que recorrer esta maravillosa colección, donada en gran parte a la ciudad por su hija Pierrette.
La parte antigua del cementerio es uno de los rincones más bonitos, románticos y sorprendentes de Zaragoza.
Tumbas ilustres, panteones espectaculares, esculturas sorprendentes…
¿Por qué no desafiar a la superstición visitándolo?
El día 15 de junio de 1808 los franceses se presentan ante las puertas de Zaragoza esperando entrar en uno o dos días. Se equivocan. En los meses siguientes los zaragozanos se resisten de forma desesperada, terrible, insensata, heroica… En los acontecimientos de aquellos meses, que le dan a Zaragoza una dimensión mítica, se mezclan el heroísmo y la traición, la gloria y la miseria, la muerte y la inmortalidad.
En cualquier caso, aún quedan restos suficientes de aquel período como para podernos hacer una idea cabal de lo que aquello supuso: murallas, fachadas de conventos de los que no se conserva nada más, casas con sus muros llenos de las huellas de la metralla y la memoria de sus protagonistas.
Un recorrido que nos llevará al mismo corazón de una guerra sin cuartel.
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Zaragoza está llena de Goya por todas partes. No sólo tenemos su obra, sino también la ciudad en la que pasó toda su infancia y su juventud, de la que se conservan montones de edificios, rincones… y también todos los homenajes y monumentos que Zaragoza le ha dedicado a su hijo más ilustre.
Muy cerca de su casa y del colegio de los Escolapios estaba el Hospital de onvalecientes (actualmente conocido como Hospital provincial, u Hospital de Gracia), cuya estupenda iglesia se conserva perfectamente. En ella hay un retablo pintado por José Luzán, el artista con el que Goya dio sus primeros pasos en el mundo de la pintura. Obras suyas hay en muchas iglesias de la ciudad, pero merece la pena ir a ver ésta: ¿seguimos los pasos de Goya en Zaragoza?
A pocos metros del hospital aún se levanta la Puerta del Carmen, la única de todas las que tuvo la ciudad que sigue en pie. Se construyó en 1789, cuando Goya ya vivía en Madrid, y ahí sigue “viendo pasar el tiempo“. Igual que sigue en su sitio el Canal Imperial de Aragón, una de las obras de ingeniería más importantes de la Europa del siglo XVIII.
El canal fue un empeño personal de un personaje al que Goya conocía muy bien y al que incluso retrató: Don Ramón de Pignatelli, miembro de una importantísima fam
ilia nobiliaria, canónigo, Protector del Canal… Cuando logró su empeño de que las aguas llegaran a Zaragoza levantó junto a las esclusas la Fuente de los Incrédulos, “para convencimiento de incrédulos y reposo de caminantes“.
En uno de los muchos viajes que Goya hizo a Zaragoza cuando ya vivía en Madrid, Pignatelli le llevó a navegar por el canal. Pasarían por delante de la iglesia que había mandado construir para los trabajadores (estaban en una zona demasiado alejada de la ciudad como para poder ir a misa) y que dedicó a San Fernando. Seguramente entonces le encargaría ya los tres magníficos retablos pintados que iban a decorar el interior.
Lamentablemente aquellos tres enormes cuadros (pintados en la cumbre de la carrera de Goya, nada más acabar “La familia de Carlos IV“) desaparecieron en la Guerra de la Independencia. Eso sí, aunque no están en Zaragoza, sino repartidos en distintos museos, los bocetos se conservan. Aquí os dejo uno de ellos, en el Museo de Bellas Artes de Buenos Aires.
Nos hemos alejado mucho y vamos a volver otra vez al centro. Más aún, al corazón de Zaragoza, un edificio al que Goya está más que vinculado: el Pilar. Cuando Goya era un chaval vivía a cinco minutos del Pilar y pudo ver todo el ajetreo de la obra, especialmente la construcción de la espectacular Santa Capilla, una de las mejores de la Europa del siglo XVIII.
Muy cerca está la casa de los marqueses de Sobradiel, cuya pequeña capilla se decoró con pinturas de un Goya muy joven, la mayoría de las cuales pueden verse hoy en el Museo de Zaragoza. Aquí tenéis una de ellas, “El sueño de San José”.
Tampoco está lejos la casa Tarín, que fue sede de las oficinas del Canal Imperial de Aragón. Para esta institución pintó Goya dos extraordinarios retratos de Fernando VII y el duque de San Carlos que ahora pueden verse en el Museo de Zaragoza.
Podríamos seguir, y seguir, y seguir, porque decir Zaragoza es decir Goya. Pero antes de acabar os dejo tres recomendaciones más. La primera, la Cartuja de Aula Dei, situada a pocos kilómetros de Zaragoza y con una iglesia decorada con un estupendo conjunto de pinturas murales que constituye su primera gran obra de madurez. ¿Queréis saber cómo fueron los pasos de Goya aquí?
Muy, muy cerca de Casa Tarín está el palacio arzobispal, en cuyo interior está el Museo Diocesano. En su salón principal pueden verse los retratos de todos los arzobispos de Zaragoza, entre ellos el de Joaquín Company, pintado por Goya.
Tampoco podéis dejar de visitar el Museo de Zaragoza, en la Plaza de los Sitios. Vais a encontrar obras del Goya joven, pero también espléndidos retratos de madurez.
No podéis perdéroslo, al igual que mi última recomendación. Goya murió en Burdeos y allí lo enterraron junto a su consuegro (hoy su cuerpo está en San Antonio de la Florida, en Madrid). Encima de la tumba se colocó un monumento que la ciudad francesa regaló a Zaragoza cuando se cumplió el centenario de la muerte del pintor, en 1929. Aquí os dejo una foto, pero no os digo dónde está. Id con los ojos abiertos, porque cuando menos os lo esperéis lo encontraréis.
Espero que os haya gustado este paseo a lo largo y ancho de Zaragoza. Podría recomendaros muchos más lugares para descubrir la ciudad en la que vivió Goya, porque se conserva muy, muy bien, y su huella está por todas partes: además de éstos hay más pasos de Goya en Zaragoza que son los que vamos a descubrir en esta visita, disponible para tu grupo en cualquier época del año.
Calle San Agustín 27-29, 50002 Zaragoza
Teléfono 976 20 73 63
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