Descripción
Para el 1 de mayo os proponemos una excursión espectacular. Nos vamos a la provincia de Tarragona para descubrir una parte de Ruta del Císter, con dos de sus extraordinarios monasterios. Empezaremos por el monasterio de Poblet, una de las construcciones cistercienses más importantes de nuestro país, declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad.
El nombre de Poblet deriva del latín populetum (alameda), por la abundancia de estos árboles que hubo siempre. Es uno de los monasterios más importantes que el Císter construyó en Europa, no sólo por su tamaño y de la categoría artística de las construcciones y las obras contenidas en él, como el magnífico retablo de Damián Forment (autor también de los retablos del Pilar, san Pablo, y san Miguel de Zaragoza, la catedral de Huesca…), sino sobre todo por el hecho de ser uno de los panteones reales de la Corona de Aragón, pues muchos reyes y reinas están enterrados allí. Fue Pedro IV el Ceremonioso quien en 1340 decidió hacer realidad los deseos de Alfonso II de convertir el monasterio en un panteón real, encargándose las obras a los mejores escultores de la época. Aquellos sepulcros se fueron arruinando a lo largo del tiempo, especialmente por las guerras y el abandono que siguió a la Desamortización, y los que actualmente pueden verse son los que hizo el escultor Federico Marés ya en el siglo XX.
Muy cerca se conserva otro magnífico cenobio, el monasterio de Santes Creus, comenzado a construir en el siglo XII. Fue en el XIII cuando, con el patrocinio de Pedro III el Grande, se construyó el panteón real, en el que también fue sepultado su hijo, Jaime II. Parte de la nobleza siguió esta costumbre medieval y escogió este lugar para su descanso eterno, dándole al lugar su época de mayor esplendor y grandeza gracias a los numerosos donativos recibidos, hasta la decisión de Pedro IV en 1340 de instalar el panteón real en Poblet.
Comeremos (incluido) y por la tarde nos iremos a visitar el pueblo medieval de Montblanc, con la muralla mejor conservada de Cataluña. En el siglo XI se fundó aquí un pueblo conocido como Duesaigües (pues allí se juntan dos ríos), al que el conde Ramón Berenguer IV otorgaría tiempo después una serie de privilegios, para favorecer la repoblación de la Cataluña Nueva. Fue entonces cuando la población se rebautizó como Vilasalva (villa salvada -villa libre de impuestos), y se vio la necesidad de que hubiera una fortificación en el camino de Lérida a Tarragona. Alfonso II decidió entonces trasladar la población a un pequeño monte cerca de allí, y así nació Montblanc en 1163.
La villa creció rápidamente, y a finales del siglo XII ya están documentados el castillo, una pequeña iglesia románica, el mercado… Nuevos privilegios reales seguirían impulsando el crecimiento en los siglos siguientes y especialmente en el XIV, cuando llegó a ser una de las ciudades más importantes de Cataluña en la que varias veces se celebraron cortes. Es en esta época cuando se construyen las obras más importantes de la villa y muy especialmente la muralla (con 31 torres y 5 puertas).
¿Habéis estado alguna vez en estos lugares increíbles? Pues animaos, aquí os dejamos toda la información:
Cuándo – Miércoles 1 de mayo a las 7’00
Dónde – Paseo de María Agustín, 20 (a la altura del IAAC Pablo Serrano)
Precio – 80 € (TODO INCLUIDO: autobús, comida, guía acompañante, todas las visitas guiadas y entradas). Jubilados mayores de 65 años, 77 €; niños menores de 12 años, 74 €
*Al reservar es obligatorio el pago de una señal de 20€, el resto se abonará en efectivo el día de la excursión
