Descripción
Seguro que habías oído que la ciudad en la que viven más sorianos no es Soria, sino Zaragoza, ¿verdad? En realidad es una exageración, porque en Zaragoza hay censados unos 13.000 y en Soria capital alrededor de 39.000. Pero aún así son muchos, y a lo mejor de ahí viene nuestra afición a los torreznos, o a lo mejor por eso me siento tan a gusto allí. El caso es que Soria, que al que no la conoce le suena como algo pequeño y con poco interés, es mucho más que frío (¿sabíais que se vinieron a rodar “Doctor Zhivago” pensando que esto era Siberia, y justo aquel año hizo un invierno tan bueno que tuvieron que utilizar nieve artificial a base de polvo de mármol y sal?). En realidad una provincia extraordinaria y llena de sorpresas, empezando por su paisaje, desde los inmensos pinares de la zona de Covaleda o la Laguna Negra al “alto llano numantino”, que decía Machado, y siguiendo por su fantástico patrimonio…
Pero la provincia de Soria es muy grande, y hoy nos vamos a las tierras del ALTO JALÓN, donde visitaremos MEDINACELI y el MONASTERIO DE SANTA MARÍA DE HUERTA, además de algún otro lugar. Para situarnos os dejo un mapa en el que se ve dónde están estas TIERRAS DE MEDINACELI (como el más claro que he encontrado está en alemán, resulta que quedan en ese rincón que hay entre Kastilien-La Mancha y Aragonien).
Vamos a empezar el día visitando el extraordinario YACIMIENTO PALEONTOLÓGICO DE AMBRONA. A finales del siglo XIX empezaron a aparecer restos con motivo de unas obras, y en 1907, cuando el Marqués de Cerralbo veraneaba en un palacio que tenía en Santa María de Huerta, oyó hablar de la aparición de «colosales» osamentas de elefantes. Tras visitar el lugar y consciente de la antigüedad e importancia de los restos, decidió emprender y costear él mismo las excavaciones.
Desde entonces han aparecido un gran número de fósiles de grandes mamíferos de hace más de 250.000 años, principalmente antepasados de los elefantes (casi medio centenar), que han llevado a proponer que fuese algún tipo de cementerio. Alrededor de estos animales, de grandes bóvidos, caballos… hubo grupos de seres humanos que se dedicaban a la caza o, más probablemente, al carroñeo y al despiece. Toda esta información ha permitido, por ejemplo, recrear este ejemplar de mamut.
De allí nos iremos a un lugar considerado mágico desde hace muchos siglos, la CUEVA DE SANTA CRUZ, en CONQUEZUELA, un lugar enigmático y misterioso datado en la edad de Bronce (del 2000 al 1600 ac).
La entrada de la Cueva de la Santa Cruz es una grieta abierta en la roca, junto a la que se construyó una ermita en el siglo XVIII buscando sacralizar un lugar en el que se pensaba que se habían hecho ritos paganos. De hecho en el interior, en las paredes, encontramos indicios de estos rituales asociados al culto a la Gran Diosa Madre que aquí se veneraba, figuras humanas esquemáticas (tal vez danzantes, u orantes)… y ya en el exterior unas escaleras talladas en la piedra, tumbas antropomorfas. En fin, un lugar absolutamente intrigante.
De allí nos iremos a MEDINACELI, considerado con toda justicia UNO DE LOS PUEBLOS MÁS BONITOS DE ESPAÑA, construido en una espectacular posición panorámica sobre un valle. Es precisamente de ahí de donde probablemente viene su nombre, de la palabra celta okelis, colina, que en árabe daría lugar a madīna-oceli, Medinaceli, la ciudad en la colina (antes se decía que venía de madīnat Sālim, la ciudad de Salim, pero eso está superado).
Sobre la colina y dominando todo el valle (nada menos que a 1.200 metros sobre el nivel del mar) y la calzada que iba de Emerita Augusta a Caesaraugusta (o sea, de Mérida a Zaragoza), aparece el arco, el único de tres huecos que los romanos hicieron en Hispania, o el único que se conserva. Seguramente querían mostrar a los nativos de la zona de qué eran capaces haciendo estas grandes construcciones de piedra, que a veces, y éste es un ejemplo, tenían más valor propagandístico que práctico.
Pero Medinaceli es mucho más que el arco. Para empezar aquí murió Almanzor (aunque vaya usted a saber dónde está enterrado), y para seguir se piensa que el autor del “Cantar de mío Cid”, o uno de ellos si es que hubo varios, era de Medinaceli). Para seguir, todos los que han vivido aquí, desde los celtíberos nada menos, lo han convertido es un pueblo con calles llenas de sabor y con monumentos como las murallas (con partes romanas, árabes y cristianas), la fortaleza de origen árabe (en cuyo interior ahora está el cementerio), el palacio de los duques, en el que ahora hay exposiciones, o la colegiata. Al ser Medinaceli una villa ducal, fueron los duques los primeros interesados en conseguir para esta iglesia un rango superior, el de Colegiata de Nuestra Señora de la Asunción, cuyos abades pelearon durante siglos con los obispos de Sigüenza por mantener sus privilegios.
En el interior de la colegiata, en una capilla, se conserva una copia del Cristo de Medinaceli. El original se hizo en la Sevilla del Barroco, se llevo a la Mámora (actual Mehdia), en Marruecos, donde recibió culto, y tras un milagro se llevó a Madrid, a unos terrenos del duque de Medinaceli, que es donde sigue.
Después de la visita comeremos (incluido), y por la tarde nos iremos al MONASTERIO CISTERCIENSE DE SANTA MARÍA DE HUERTA, construido en estas tierras de frontera entre Castilla y Aragón. Es uno de los más importantes que construyó la orden del Císter en Europa y un verdadero tesoro, tanto por su tamaño como por la enorme calidad de su arquitectura.
Como en tantos casos fue una fundación real, pues interesaba apoyar a los monjes del Císter, que dinamizaban extraordinariamente la economía de las zonas en las que se instalaban: talaban bosques, roturaban tierras, construían puentes, molinos… En este caso parece que fue el maestro de obras de la cercana catedral de Sigüenza el responsable del primer proyecto, y todo avanzó deprisa gracias a la protección real y a las abundantes donaciones. Y como muestra de la categoría de lo realizado en los siglos medievales un botón, el magnífico refectorio en el que comían los monjes, una verdadera maravilla de una elegancia y una sofisticación extraordinarias.
En cualquier caso el monasterio es mucho más que la construcción medieval, pues a lo largo de los siglos se fueron añadiendo todo tipo de elementos. Os dejo simplemente una imagen de la extraordinaria decoración barroca de la cabecera de la iglesia, para que os podáis hacer a la idea.
Al acabar volveremos a Zaragoza después de haber disfrutado de estas tierras del Alto Jalón, de las que podríamos decir lo mismo que escribió Machado de otra zona de la provincia de Soria:
¿Os animáis? Pues aquí os dejamos la información:
Cuándo – Sábado 30 de agosto a las 7’15
Dónde – Paseo de María Agustín, 20 (delante del Museo Pablo Serrano)
Precio – 77€ por persona, mayores de 65 años 74€, niños menores de 12 años 71€ (incluye autobús, comida, todas las visitas guiadas y entradas )
*Al reservar es obligatorio el pago de una señal de 20€, el resto se abonará en efectivo el día de la excursión