Ayer hablábamos de dragones, y seguimos con ellos, porque hay muchos más. Y concretamente todos los que aparecen con San Jorge, que siempre acaban llevándose la parte del dragón… o sea, la peor de la historia. Porque casi siempre (casi, hay por lo menos una estupenda excepción) el dragón es el malo, el feo, el peligroso, salvaje y muchas cosas más, llega San Jorge, lo mata y se queda tan contento (y la pobre gente, que vivía aterrorizada por el monstruo, más).
En fin, no tan deprisa. ¿Quién era este Jorge que lo tenía todo, guapo y bien plantao, caballeroso, valiente y santo, por si le faltaba algún detalle? Pues bien, teniendo en cuenta que nos movemos en esa línea que hay entre la leyenda, la historia y nuevamente la leyenda, podemos creer (que no nos cuesta nada) que nació allá por el 275 d.C. Su padre era un militar romano, pero cuando murió su madre lo crió en la fe cristiana. El chico llegó a ser guardia personal del emperador Diocleciano, hasta que a éste le dio por perseguir a los cristianos, y Jorge confesó. Resultado: primero martirio y, como no daba resultado, ejecución. Decapitado, concretamente. Seguro que la cosa fue un poco más sencilla que en este cuadro, pero es que Veronés es así, si se pone se pone, y antes muerto que sencillo.
En cualquier caso, la parte que más nos interesa es la más legendaria de todas. Es decir, su aventura con el dragón. Resulta que en una ciudad que debía estar más o menos por la actual Turquía había un rey que tenía una hija, que en consecuencia era princesa. Hasta aquí, todo normal. Pero resulta que un día apareció por allí un dragón y se acabó la paz, porque por lo visto olía tan mal que cuando se acercaba hasta las murallas se moría gente sin parar. El caso es que se plantearon enviarle cada día un par de ovejas, para que no tuviera que salir del lago en el que vivía a buscarse el sustento. Pero claro, las ovejas se acabaron, y decidieron enviar cada día a una persona, por riguroso sorteo. Hasta que un día…
Pues sí, lo que os estabais imaginando. Le toco a la mismísima princesa. El rey intentó mover sus influencias pero nada, no hubo forma. Y la princesa, toda digna y con la cabeza bien alta (en parte por el moño que le tiraba hacia atrás, como podréis ver en el cuadro) se fue siguiendo su destino, hasta que en el camino… se encontró con San Jorge. “¿Dónde vas?” “A tí te lo voy a decir, que soy una señorita y no hablo con desconocidos” “Chica, como te pones por nada, de verdad. Te acompaño un rato, ¿vale?” “Uy, que no, plasta, que voy de recaos” “Y mañana, ¿cómo lo tienes?” “¿Mañana? No habrá un mañana, hijo“. Y ahí la princesa ya no pudo aguantar y se echó a llorar como una loca. “Estando yo por aquí, no habrá una princesa que llore. A ese dragón me lo meriendo yo, ya lo vas a ver, que para eso soy San Jorge montado en su caballo blanco“. Y tan ancho que se quedó. El caso es que cumplió su palabra, vaya que sí, y el pobre dragón…
Hay muchas representaciones de San Jorge en zaragoza, pero a mí la que más me gusta es ésta, en la Seo. Puede que no sea la obra de un gran escultor, pero es espectacular. Id un día de estos y colocaos justo debajo de la nuca del dragón. Sólo hay tres puntos rojos: la cruz que lleva el santo sobre el pecho (la cruz de San Jorge, roja sobre fondo blanco), la boca del dragón y la punta de la lanza, que le sale por la nuca después de atravesarle la cabeza. Da la impresión de que en cualquier momento nos vaya a caer una gota de sangre caliente encima. Estremecedor.
Eso sí, ¿el dragón era malo o es que necesitaba cariño? ¿Monstruoso o incomprendido? La mayoría de los artistas no se han hecho esta pregunta y han seguido el camino fácil, pero… un gran escritor, Fernando Lalana, y un gran ilustrador, Isidro Ferrer, unieron sus talentos y salió un maravilloso libro, “Te quiero, Valero”, en el que en realidad el dragón Valero estaba loquito por la princesa Pilarín, que se deshacía por los huesos de su dragón. ¿No lo habéis leído nunca? Es un libro para niños con el que cualquier adulto puede ser feliz.
Si queréis saber mucho más sobre la fauna que habita en los edificios, las calles y las plazas de Zaragoza, os dejo unos cuantos artículos de nuestro blog en los que hablamos de ellos:
El león de San Marcos, un trozo de Venecia en Zaragoza
El perro de San Roque no tiene rabo
Los gallos de las veletas… y algún otro
Calle San Agustín 27-29, 50002 Zaragoza
Teléfono 976 20 73 63
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[…] en 30 julio 2011 a 20:44 | Inicia sesión para responder Fauna zaragozana – el dragón de San Jorge « gozARTE.net […]
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