Seguro que conocéis la estatua de Augusto que está en Zaragoza, junto a las murallas romanas. Si no sois de Zaragoza, o si lo sois y habéis viajado por esos mundos de Dios, es posible que hayáis visto otras esculturas de César Augusto exactamente igual que la nuestra en Tarragona, Mérida, Astorga, Gijón… ¿La misma? ¿Qué lío es este? Bueno, la misma exactamente no. En realidad, lo que pasa es que el original está en Roma, en los Museos Vaticanos, y lo que se puede ver en todas esas ciudades que os hemos dicho y en alguna otra son copias en bronce hechas a partir de ese original. ¿Por qué razón? ¿Cuál es el motivo de que haya esculturas iguales en sitios tan distintos? Pues a ello vamos.
Vayamos por partes. La escultura representa a Augusto, con el que acaba la República y comienza el Imperio en Roma. Aunque nunca recibió el título de emperador lo fue a todos los efectos, y de hecho aquí se le ve en actitud de mando y con un porte completamente imperial. Parece que la decisión de fundar nuestra ciudad vino de él, y de ahí su nombre: Caesaraugusta. Hay otras ciudades relacionadas con él que también llevan el apellido Augusta, como Astorga (Asturica Augusta, en tierra de los astures) o Mérida (Emerita Augusta, fundada con eméritos, licenciados de las legiones romanas), pero solo a una le dio su nombre completo: a la nuestra. ¿Por qué? Pues tenemos que confesar que no tenemos ni idea, aunque alguna cosa sospechamos. Por ejemplo, que a lo mejor tomó la decisión coincidiendo con su cincuenta cumpleaños (que hoy es una fecha importante pero entonces mucho más, por la sencilla razón de que la mayor parte de la gente no llegaba a cumplirlos) y fue una forma de celebrarlo. Eso tuvo lugar en el 14 a.C., y la arqueología nos dice que Caesaraugusta se debió de fundar por esa fecha. En fin, que coincide, así que parece una hipótesis creíble.
La cuestión es que esta escultura no apareció aquí, sino en Roma. Se encontró en 1863 cuando se excavaba una villa palaciega en la que al parecer se retiró Livia, la esposa de Augusto, cuando este murió (las malas lenguas, que nunca descansan, dicen que ella envenenó los higos directamente en el árbol del que él los comía). La villa estaba en los alrededores de una zona conocida comoPrima Porta, y de ahí el nombre con que se conoce la escultura. Parece ser que Livia no debía poder vivir sin tener cerca la imagen del hombre con el que compartió su vida (y parece que también la muerte; la de él, claro), y encargó una copia en mármol de una escultura en bronce que había en Roma, seguramente en un lugar público como el Foro.
La escultura tiene restos de color, algo que puede parecernos sorprendente pero que era bastante normal. El color es frágil y siempre es lo primero que se pierde, pero si os imagináis que las esculturas antiguas eran de un blanco resplandeciente… ya podéis ir olvidándolo. A los griegos y a los romanos les gustaba el “colorín”, hasta un punto que a nosotros podría parecernos hasta un pelín hortera (los gustos cambian y siempre intentamos adaptar todo al nuestro, al del presente). Colores fuertes para luces intensas y cegadoras como las del Mediterráneo.
Seguramente la principal diferencia entre la escultura romana y la griega es que la primera es muy realista, con retratos llenos de verdad, de vida y de intensidad, pero en época de Augusto se vuelve la mirada hacia Grecia y lo que se lleva es la idealización (Augusto era enfermizo, no muy alto… nada que ver con esto). De hecho, lo que tenemos aquí no es propiamente un retrato de Augusto (si entendemos retrato como una representación más o menos realista de las características físicas), sino una idealización que resume todas las virtudes que debe reunir alguien tan excepcional como para ser capaz de gobernar el Imperio. Por cierto, que junto a la cabeza del Augusto de Prima Porta podemos ver una pequeña joya aparecida en Tarazona, no lejos de aquí. Es una cabeza de Augusto hecha en sardónice que hoy pertenece a la magnífica colección de arte romano del Museo de Zaragoza. En los dos casos, y aunque la de Tarazona está hecha bastante después, parece más la cabeza de un dios que la de un humano.
Augusto aparece representado como general en jefe, probablemente con un bastón de mando en la mano izquierda y una corona de laurel en la derecha (ambos desaparecidos). Lo más llamativo es la coraza, llena de una decoración que para nada es casual. Todo está ahí por algo, para contar algo: que Augusto ha sido el que ha traído la paz y la prosperidad al Imperio. Pura propaganda política, por supuesto. Vamos a ver sólo algún detalle:
Con todo lo que llevamos dicho no es extraño que a Augusto le considerasen un dios ya en vida, y de hecho aquí aparece descalzo, como los antiguos dioses olímpicos (si hubiese sido simplemente una representación de un humano se hubiera representado el calzado con el mismo detalle que el resto de la ropa). Pero es que además en la escultura de mármol aparece algo que no está en las copias de bronce, incluida la de Zaragoza: Cupido cabalgando sobre un delfín junto a su pierna. Con eso ya quedaba definitivamente claro que Augusto pertenecía a la estirpe de Venus, de la que Cupido era hijo (y también Eneas, el fundador de Roma y protagonista de “La Eneida“, escrita en época de Augusto, que nada es casualidad). Vamos, que era uno de los inmortales, nada más y nada menos. Lo dicho, una obra maestra de propaganda política.
¿Cuándo se hicieron las copias de bronce? ¿Por qué hay varias? ¿Cómo acabó una de ellas en Zaragoza? Otro día os lo contamos.
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Macho, eres un fenómeno. Excelente artículo.
Ahora bien, me permito señalarte que se te ha escapado un Augusto, que yo conozca. También está en Roma, en la Vía de los Foros Imperiales, donde a ambos lados hay una galería de emperadores. Nuestro amigo se encuentra en el mismo lado que la Columna Trajana. Si te interesa te puedo pasar una foto. Un saludo.
Tengo alguna, pero muchas gracias. Pensaba utilizarlas en el siguiente post, porque cuando hable de las copias de bronce regaladas por Mussolini hablaré también de las esculturas de emperadores de la Vía de los Foros Imperiales. Por cierto, muchísimas gracias por tu comentario, así da gusto.
Gracias, Javier, pero eres un poco exagerado, jajajaja. El de la vía de los Foros Imperiales pensaba usarlo en el siguiente post, cuando hable del regalo de Mussolini. Estoy intentando recopilar fotos de todos los que regaló, con su ubicación actual.
Su lugar está al lado de los restos de la muralla de la ciudad que el fundó. El entorno actual lo único que hace es aunar pasado con presente: las cuatro puertas de las cuatro culturas que nos han hecho: Salduie, Cesaraugusta, Sarakusta, Saragossa.
Completamente de acuerdo contigo, Lourdes. Augusto no pinta nada en la calle Alfonso y mucho en las murallas romanas, que son su sitio. Si quieres, se ha creado una página de facebook para intentar luchar contra el traslado. Puedes entrar en ella y pinchar en “me gusta” para estar al tanto de todo lo que se vaya haciendo, o simplemente por apoyar: http://www.facebook.com/AugustodeZaragoza
Hola Amigos, interesante relato, solo haceros llegar mi suposición de que Cesar Augusta fue quizas uno de los primeros pelotazos inmobiliarios de nuestros antepasados, al parecer la ciudad se iba a situar en Gelsa de Ebro donde se conservan los restos del inicio de una ciudad quizás réplica de Pompeia, pero a una inmobiliaria de la época le dió por ofrecer los actuales terrenos donde se situa la ciudad de Zaragoza…cuidado con el post sobre la estatua sino alguno de nuestros paletos e incultos politicos de esta ciudad es capaz de tirar la estatua, regalo como bien decis de Musolini, un placer leer sobre la historia romana de una ciudad romana olvidada CesarAugusta Zaragoza
Muchas gracias por tu comentario, Manuel. Tienes toda la razón en lo de Gelsa, otro día hablamos de eso. Y respecto a lo que dices de nuestros políticos… para qué hablar. Eso sí, estaremos vigilantes.
[…] explica Emma Zahonero, l’altra responsable d’aquest projecte. “Però les interpretacions que s’han fet fins ara d’aquesta estàtua en concret apostaven per un estil més oriental, de colors més plans. A […]