Pocas ciudades tienen un conjunto de retablos tan fantástico como Zaragoza. Os proponemos descubrir este peculiar formato artístico a través de algunas obras del Renacimiento, yendo desde el retablo del Pilar hasta el Museo de Zaragoza (donde podremos ver algunos maravillosos retablos de pintura), trabajando sobre su relación con el cómic contemporáneo.
Seguro que os habéis parado a mirar el escudo de Aragón, pero ¿sabéis por qué está ahí cada una de esas imágenes, qué cuenta y desde cuándo? Para descubrir qué hay detrás de esos símbolos iremos desde la iglesia de Santa Isabel (o San Cayetano), en cuyo interior están muchas de las claves, hasta el Museo de Zaragoza, pasando por otros lugares muy relacionados con la historia del Reino de Aragón.
En la magnífica iglesia del Seminario de San Carlos se ha conservado el mundo de los siglos XVI, XVII y XVIII, esa Europa surgida de las ideas del Concilio de Trento. Vamos a ver por qué el Barroco es el lenguaje ideal para plasmarlas mientras desciframos las imágenes que surgen por todas partes, que nos ayudarán a entender todo lo relacionado con la Reforma y la Contrarreforma.
Hace mucho, mucho tiempo, un íbero escondió un tesorillo antes de abandonar la ciudad con motivo de la conquista romana. Antes dibujó un mapa, pero las partes se perdieron y fueron pasando de mano en mano.
Hoy viajaremos en el tiempo para volver a encontrarlas. Nos adentraremos en diferentes épocas donde los custodios de los legajos nos pondrán pruebas que tendremos que superar. STOP
Si lo logramos, recibiremos una pista que nos llevará a la siguiente base. STOP
Si logramos llegar al final, allí nos espera “el guardián del tesoro”, con el que tendremos que superar una última prueba. Hasta aquí la primera información. Para la siguiente pista sólo tienes que enviarnos un correo electrónico a contacto@gozarte.net y decirnos el día que os vas a juntar y el número de asistentes. El premio final lo decidís vosotros. Si tenéis alguna necesidad concreta o inclusión, nos adaptamos a vosotros. Nosotros nos encargamos de todo lo demás.
El día 15 de junio de 1808 los franceses se presentan ante las puertas de Zaragoza esperando entrar en uno o dos días. Se equivocan. En los meses siguientes los zaragozanos se resisten de forma desesperada, terrible, insensata, heroica… En los acontecimientos de aquellos meses, que le dan a Zaragoza una dimensión mítica, se mezclan el heroísmo y la traición, la gloria y la miseria, la muerte y la inmortalidad.
En cualquier caso, aún quedan restos suficientes de aquel período como para podernos hacer una idea cabal de lo que aquello supuso: murallas, fachadas de conventos de los que no se conserva nada más, casas con sus muros llenos de las huellas de la metralla y la memoria de sus protagonistas.
Un recorrido que nos llevará al mismo corazón de una guerra sin cuartel.
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Zaragoza está llena de Goya por todas partes. No sólo tenemos su obra, sino también la ciudad en la que pasó toda su infancia y su juventud, de la que se conservan montones de edificios, rincones… y también todos los homenajes y monumentos que Zaragoza le ha dedicado a su hijo más ilustre.
Muy cerca de su casa y del colegio de los Escolapios estaba el Hospital de onvalecientes (actualmente conocido como Hospital provincial, u Hospital de Gracia), cuya estupenda iglesia se conserva perfectamente. En ella hay un retablo pintado por José Luzán, el artista con el que Goya dio sus primeros pasos en el mundo de la pintura. Obras suyas hay en muchas iglesias de la ciudad, pero merece la pena ir a ver ésta: ¿seguimos los pasos de Goya en Zaragoza?
A pocos metros del hospital aún se levanta la Puerta del Carmen, la única de todas las que tuvo la ciudad que sigue en pie. Se construyó en 1789, cuando Goya ya vivía en Madrid, y ahí sigue “viendo pasar el tiempo“. Igual que sigue en su sitio el Canal Imperial de Aragón, una de las obras de ingeniería más importantes de la Europa del siglo XVIII.
El canal fue un empeño personal de un personaje al que Goya conocía muy bien y al que incluso retrató: Don Ramón de Pignatelli, miembro de una importantísima fam
ilia nobiliaria, canónigo, Protector del Canal… Cuando logró su empeño de que las aguas llegaran a Zaragoza levantó junto a las esclusas la Fuente de los Incrédulos, “para convencimiento de incrédulos y reposo de caminantes“.
En uno de los muchos viajes que Goya hizo a Zaragoza cuando ya vivía en Madrid, Pignatelli le llevó a navegar por el canal. Pasarían por delante de la iglesia que había mandado construir para los trabajadores (estaban en una zona demasiado alejada de la ciudad como para poder ir a misa) y que dedicó a San Fernando. Seguramente entonces le encargaría ya los tres magníficos retablos pintados que iban a decorar el interior.
Lamentablemente aquellos tres enormes cuadros (pintados en la cumbre de la carrera de Goya, nada más acabar “La familia de Carlos IV“) desaparecieron en la Guerra de la Independencia. Eso sí, aunque no están en Zaragoza, sino repartidos en distintos museos, los bocetos se conservan. Aquí os dejo uno de ellos, en el Museo de Bellas Artes de Buenos Aires.
Nos hemos alejado mucho y vamos a volver otra vez al centro. Más aún, al corazón de Zaragoza, un edificio al que Goya está más que vinculado: el Pilar. Cuando Goya era un chaval vivía a cinco minutos del Pilar y pudo ver todo el ajetreo de la obra, especialmente la construcción de la espectacular Santa Capilla, una de las mejores de la Europa del siglo XVIII.
Muy cerca está la casa de los marqueses de Sobradiel, cuya pequeña capilla se decoró con pinturas de un Goya muy joven, la mayoría de las cuales pueden verse hoy en el Museo de Zaragoza. Aquí tenéis una de ellas, “El sueño de San José”.
Tampoco está lejos la casa Tarín, que fue sede de las oficinas del Canal Imperial de Aragón. Para esta institución pintó Goya dos extraordinarios retratos de Fernando VII y el duque de San Carlos que ahora pueden verse en el Museo de Zaragoza.
Podríamos seguir, y seguir, y seguir, porque decir Zaragoza es decir Goya. Pero antes de acabar os dejo tres recomendaciones más. La primera, la Cartuja de Aula Dei, situada a pocos kilómetros de Zaragoza y con una iglesia decorada con un estupendo conjunto de pinturas murales que constituye su primera gran obra de madurez. ¿Queréis saber cómo fueron los pasos de Goya aquí?
Muy, muy cerca de Casa Tarín está el palacio arzobispal, en cuyo interior está el Museo Diocesano. En su salón principal pueden verse los retratos de todos los arzobispos de Zaragoza, entre ellos el de Joaquín Company, pintado por Goya.
Tampoco podéis dejar de visitar el Museo de Zaragoza, en la Plaza de los Sitios. Vais a encontrar obras del Goya joven, pero también espléndidos retratos de madurez.
No podéis perdéroslo, al igual que mi última recomendación. Goya murió en Burdeos y allí lo enterraron junto a su consuegro (hoy su cuerpo está en San Antonio de la Florida, en Madrid). Encima de la tumba se colocó un monumento que la ciudad francesa regaló a Zaragoza cuando se cumplió el centenario de la muerte del pintor, en 1929. Aquí os dejo una foto, pero no os digo dónde está. Id con los ojos abiertos, porque cuando menos os lo esperéis lo encontraréis.
Espero que os haya gustado este paseo a lo largo y ancho de Zaragoza. Podría recomendaros muchos más lugares para descubrir la ciudad en la que vivió Goya, porque se conserva muy, muy bien, y su huella está por todas partes: además de éstos hay más pasos de Goya en Zaragoza que son los que vamos a descubrir en esta visita, disponible para tu grupo en cualquier época del año.
Calle San Agustín 27-29, 50002 Zaragoza
Teléfono 976 20 73 63
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