TAL DÍA COMO HOY... En 1582... no pasó nada, porque aquel día no existió. En realidad no existió ni el 5, ni el 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13 y 14 de octubre de aquel año, pues el 5 se convirtió en 15. ¿Por qué?
TAL DÍA COMO HOY... En 1571 tuvo lugar “la más alta ocasión que vieron los siglos” (o eso decía #Cervantes, que se quedó manco allí): la batalla de #Lepanto. España, Venecia y el Papa derrotaron a los turcos en el golfo de Lepanto, en Grecia. El Papa, Pío V, se quedó tan convencido de que la victoria se había logrado gracias a la ayuda de la Virgen, agradecida por el rezo del rosario, que aquel día se convirtió en la fiesta de “Nuestra Señora de las Victorias“, que con el tiempo cambiaría el nombre por el de “Nuestra Señora del #Rosario” (por cierto, sabemos que en el Pilar hubo una bandera tomada a los turcos en Lepanto).
TAL DÍA COMO HOY... En 1887 se puso la primera piedra de la Torre #Eiffel (sí, aunque sea de hierro hay piedra en la base). Sin embargo, para verla no os voy a poner una foto de París, sino de Zaragoza. ¿Reconocéis el edificio? Es la Escuela de Artes de la Plaza de los Sitios, cuando tenía un piso menos. ¿Veis los remates, especialmente en el centro? Son montones de pequeñas torres Eiffel (la del centro no tan pequeña, la verdad). Es una pena que hayan desaparecido, porque le daban una personalidad de lo más singular. Pero la cuestión es, ¿a qué se debe esta obsesión de Félix Navarro, el arquitecto que hizo el edificio, por la torre Eiffel? La clave está en el hierro, que a lo largo del siglo XIX y al ritmo de la Revolución Industrial, se había convertido en uno de los materiales fundamentales de la nueva arquitectura. La torre se construye para la Exposición Universal de París de 1889, pero esa extraordinaria aventura había comenzado mucho antes. ¿Os apetece un viajecito para descubrirlo? Pues coged el paraguas y retrasad los relojes dos siglos y pico, porque nos vamos a la Inglaterra en la que acababa de estallar la Revolución Industrial. Allí, James Watt había patentado en 1784 un invento que iba a cambiar el mundo: la máquina de vapor. Del trabajo manual a la era de la máquina, de la artesanía a la producción en serie, y de los materiales tradicionales, como la piedra o la madera, al vidrio, el hierro… Gracias a ellos se pudieron construir los nuevos edificios necesarios para un mundo en cambio constante: estaciones de ferrocarril, grandes pabellones para exposiciones, bocas de metro…