Descripción
En el año 1035 el condado de Aragón, situado en el Pirineo central, se convirtió en un pequeño reino que con el tiempo llegaría a ser un verdadero imperio mediterráneo. El señal real de Aragón, las barras llegarían a ondear incluso en el Partenón de Atenas y más allá, pero para eso aún faltaba tiempo. Nosotros hoy nos vamos a quedar en los tiempos del nacimiento del reino, el siglo XI y parte del XII, cuando alrededor de la corte de Jaca, la primera capital, se hicieron magníficas construcciones en el lenguaje del románico francés, que estaba llegando por el Camino de Santiago: la imponente catedral, el monasterio de San Juan de la Peña, lugar de enterramiento de los primeros reyes, y el de Santa Cruz de la Serós, fundado por la condesa doña Sancha, hija del primer rey, Ramiro I. El extraordinario castillo de Loarre, una avanzadilla para la conquista de la Huesca musulmana, o la cercana ermita de Santiago de Agüero, llena de enigmas. Y para acabar, el monasterio de san Pedro el Viejo, en el corazón de Huesca, panteón real de Alfonso I el Batallador y de su hermano, Ramiro II, el monje.
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