¿A la Emilia-Romagna? ¿Y eso dónde está? Pues es una región situada en el centro-norte de Italia, entre la fertilísima llanura del Po y los Apeninos. La capital es ni más ni menos que Bolonia, sede de la primera universidad de Europa (fundada en 1088, cuando la más antigua de España, la de Palencia, se fundó en 1212), que ha conservado toda esa vida estudiantil en un marco incomparable; y que además está rodeada de pequeñas ciudades espectaculares: Parma, Módena, Ferrara, Rávena… llenas de encanto y con un patrimonio absolutamente impresionante, con joyas tan excepcionales como las construcciones de los Farnesio en Parma, el urbanismo renacentista de los Este en Ferrara, los incomparables mosaicos bizantinos de Rávena… o las obras de arte hechas por Ferrari, que también hay que tenerlas en cuenta, y tantas y tantas cosas más que vamos a descubrir, de las cuales son tantas las declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO que casi no vale la pena ni insistir en ello (aunque lo iremos recordando).
¿De dónde viene este nombre tan peculiar? La región actual resulta de la unión de otras dos, la Emilia y la Romagna. Emilia se refiere a la vía Aemilia, una importante calzada romana que conectaba Roma a la parte septentrional de Italia.
La región estuvo muy poblada ya desde los tiempos más antiguos (hoy tiene unos 4.500.000 habitantes). Por aquí pasaron los etruscos, galos cisalpinos, romanos, ostrogodos, bizantinos… que intentaron recuperar el imperio romano de occidente, perdido a manos de los bárbaros, instalando en Rávena la capital de sus posesiones en Italia y dejando allí maravillosas joyas artísticas únicas en el mundo. Fue entonces cuando llamaron a esa zona Romània, de donde deriva Romagna, pues los longobardos aplicaron a estas tierras el nombre de todo el antiguo Imperio de occidente.
A principios de la Edad Media las ciudades principales estuvieron gobernadas por obispos, y poco a poco nacieron las primeras comunas, ciudades más o menos libres (siempre bajo la sombra del emperador o del papa) que se gobernaban a sí mismas. Con el tiempo se fueron creando señoríos como los de los Este, en Ferrara, de los Malatesta, en Rímini, y otros, pero a principios del siglo XVI César Borgia (hijo del papa Alejandro VI y capitán general de los ejércitos de la Iglesia) preparó el terreno para el dominio papal sobre la región.
A partir de entonces una parte de lo que ahora es la Emilia-Romagna se incorporó a los Estados Pontificios, otra perteneció a los territorios de los Farnesio (Parma y Piacenza) y otra al ducado de Módena y Reggio de los Este, que permanecieron independientes. En medio de todas estas vicisitudes, que nos llevan hasta la unificación de Italia en el siglo XIX, se fue creando el inmenso patrimonio que vamos a poder disfrutar estos días.
Si a eso le sumamos una gastronomía capaz de satisfacer los paladares más exigentes… ¿para qué queremos más? El queso parmigiano, la mortadela de Bolonia, el acetto balsámico de Módena… son sólo algunos de los tesoros gastronómicos de esta zona, que también podremos disfrutar. No en vano fue aquí donde nació el movimiento Slow Food, que recomienda disfrutar de la comida sin prisas y con productos de proximidad.
Jueves 29 de mayo
Saldremos de Zaragoza a las 14’50 para dirigirnos a Barcelona, desde donde tomaremos el vuelo hacia Bolonia a las 20’55. Llegaremos a las 22’35 y nos instalaremos en el hotel Zanhotel Europa (4 estrellas), en el que dormiremos todas las noches.
Viernes 30 de mayo
¿Sabéis cómo conocen a BOLONIA los italianos? Pues con tres adjetivos, “la dotta, la grassa y la rossa”. La docta por la Universidad, claro, que a lo largo de la historia ha contado con cientos de nombres prestigiosos entre sus alumnos y sus profesores (desde Dante a Umberto Eco, por poner sólo dos ejemplos); la gorda por su afición a comer, con su mortadela, su ragú… y muchas cosas más. Y la roja por el color de los ladrillos y las tejas, y puede que un poco por su pasado político también.
Bolonia es una de las ciudades históricas mejor conservadas de Italia, con uno de los cascos medievales más grandes de Europa. Es mundialmente conocida por sus pórticos (62 kilómetros en total, 42 de ellos en el centro histórico), que en 2021 fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco por el valor artístico y sociocultural que expresan. Además cuenta con una subsuelo surcado por arroyos y canales que permiten que en la ciudad haya más de 60 fuentes, muchas de ellas monumentales.
¿Qué vamos a ver hoy? Empezaremos el día con una panorámica a pie para admirar las principales bellezas, empezando por la Plaza Mayor, el corazón de la ciudad, rodeada de palacios medievales, con la enorme basílica de san Petronio (donde tuvo lugar la coronación del emperador Carlos V por el papa, en 1530, que aparece representada en la fachada del ayuntamiento de Tarazona), la fuente de Neptuno…
A dos pasos de allí, en la iglesia de Santa Maria della Vita, se encuentra una obra de arte extraordinaria, el “Compianto”, o llanto sobre Cristo muerto, hecho por Niccolò dell’Arca. Es un conjunto de figuras prácticamente de tamaño natural, representando a los personajes que asistieron al entierro de Cristo en diferentes actitudes: algunos desesperados, otros contenidos… ¡¡¡Inolvidable!!!
Luego recorreremos antiguas y pintorescas callejuelas para terminar ante la magnificencia de las dos torres que representan la ciudad: Garisenda y Asinelli. Entre los siglos XII y XIII se elevaban en Bolonia más de cien torres, símbolo en aquellos tiempos del poder económico de las familias que las mandaban construir para competir con sus rivales y a la vez fortificar sus residencias. Hoy «solo» quedan 22. Dos de ellas, la Torre Garisenda (48 m de altura) y la Torre de los Asinelli (97 m), ambas del siglo XV, son conocidas como las Torri Pendenti, inclinadas, dos esbeltas atalayas que se atisban desde muchos rincones de Bolonia. Se llega hasta ellas caminando por el pasillo cubierto más largo del mundo (3,5 km), con 666 arcos.
Comeremos (incluido) y por la tarde nos iremos a la Basílica de san Domenico, sede principal de la orden de los dominicos. En 1218 santo Domingo de Guzmán llegó a Bolonia y quedó impresionado por la vitalidad de la ciudad. Rápidamente reconoció la importancia de esta ciudad universitaria para su misión evangelizadora y estableció un convento. Pronto se mudaron a las afueras de lo que entonces era la ciudad para buscar un lugar más grande y allí se celebrarían los dos primeros Capítulos Generales de la orden.
Santo Domingo murió aquí en 1221 y fue enterrado detrás del altar. En 1234 sería canonizado, y a partir de entonces los fieles regalaron magníficas obras de arte, muchas de las cuales aún se conservan. De todas la más importante es el arca de mármol que se hizo para conservar en ella el cuerpo del santo, hecha entre otros por Nicolò dell’Arca (conocido por ese nombre precisamente por eso), al que ya conocemos.
Al acabar, regreso al hotel y tiempo libre.
Sábado 31 de mayo
Hoy nos vamos a MÓDENA, conocida en el mundo por muchas razones. Para empezar por su más famosa especialidad gastronómica, el aceto balsámico (el vinagre de Módena, que es como lo conocemos aquí), y para seguir por dos de sus hijos a cual más ilustre y famoso, el grandísimo cantante Luciano Pavarotti y Enzo Ferrari, el fundador de la empresa automovilística más famosa del mundo.
Al margen de estos personajes excepcionales, la ciudad conserva un magnífico centro histórico declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. Daremos un paseo hasta la plaza mayor con el palazzo comunale y, sobre todo, la catedral, con su torre Guirlandina de más de 80 metros de altura.
El duomo empezó a erigirse en el siglo XI sobre la tumba de Geminiano de Módena, un obispo del siglo IV. Hoy es una gran construcción románica en la que destacan, por encima de todo, los maravillosos relieves que hizo Wiligelmo para la fachada, entre las obras más extraordinarias de la escultura románica.
Para acabar la mañana visitaremos una acetaia, donde conoceremos el proceso de elaboración y degustaremos el producto de excelencia que distingue a Módena, con un picoteo que nos servirá como comida. Por la tarde nos acercaremos a ver el palacio ducal de los Este (exterior)…
Hasta 1598 Ferrara fue la capital de los estados de la familia Este, pero en esa fecha fue entregada al papa y Módena se convirtió en la nueva capital. Hacía falta entonces una residencia digna de una corte europea, y el duque Francisco I d’Este convirtió el antiguo castillo en un magnífico palacio.
El duque quería que su pequeño ducado pudiese estar a la altura de las grandes cortes europeas, así que intentó que Bernini le construyera un fastuoso palacio. El artista estaba demasiado ocupado con los encargos de los papas y no pudo ser, pero a cambio le hizo su espectacular busto, capaz de expresar su poder y su magnificencia, que veremos en la estupenda Galería Estense.
Y no sólo eso, sino también el magnífico retrato de Velázquez. El Ducado de Módena era uno de los puntos estratégicos de la península italiana, siendo particularmente importante para la corona española, al encontrarse en la ruta principal entre sus posesiones italianas de Nápoles y Milán. Para asegurar el futuro del ducado Francisco se alió con España en plena Guerra de los Treinta Años, invadiendo las posesiones de su cuñado, que se había aliado con la Francia de Richelieu. Buscando rentabilizar su ayuda y lograr sus objetivos el duque fue a Madrid y se alojó durante un mes en el palacio del Buen Retiro (fue su primer huésped oficial), momento en el que Velázquez le pintó esta maravilla de retrato.
Al acabar regresaremos a Bolonia. Tiempo libre.
Domingo 1 de junio
Hoy nos vamos a pasar el día en RAVENNA, que por supuesto también está declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Es una ciudad de poco más de 150.000 habitantes, pero con una historia brillantísima. Sus orígenes fueron humildes, eso sí, casas construidas sobre pilotes en un terreno pantanoso, pero ya en época de Augusto los romanos construyeron un puerto que sería uno de los más importantes para la flota imperial romana, Classe. Todo cambió cuando en el año 402 el emperador Honorio transfirió, por razones de seguridad, la capital del Imperio Romano de Occidente de Milán a Rávena, que estaba protegida por las ciénagas y pantanos que la rodeaban y tenía un puerto de fácil acceso para las fuerzas del Imperio de Oriente si era necesario. La ciudad abandonó entonces su aspecto provinciano para asumir el aire fastuoso de una residencia imperial. Poco después se refugiaría allí Gala Placidia, la hija del emperador Teodosio I, madre de otro y tía de otro más. Fue un período de paz como nadie recordaba, en el que floreció la religión cristiana y se construyeron monumentos tan hermosos como el pequeño mausoleo de Gala Placidia, del cual se dijo que era imposible contener más belleza en menos metros cuadrados. Sus maravillosos mosaicos son los más antiguos que se conservan en la ciudad, y parece que inspiraron la canción “Night and day” que compuso Cole Porter durante su luna de miel en 1932, tras quedarse maravillado bajo ese cielo azul con más de 900 estrellas doradas. ¿Queréis escucharla cantada por Ella Fitzgerald? Pues pinchad aquí.
Aunque las posesiones occidentales del Imperio cayeron en 476, el emperador de Oriente envió al rey ostrogodo Teodorico a recuperar la península italiana, y logró tomar Rávena, que se convirtió en la capital de su reino. Teodorico haría construcciones como su palacio, desaparecido (aunque conservamos su imagen en un mosaico) o su extraordinario mausoleo, que no está construido en ladrillo, como el resto de las construcciones de Rávena, sino con piedra de Istria.
Todo iba más o menos bien, pero… los ostrogodos eran arrianos (cristianos, pero arrianos) y el emperador de Bizancio, Justiniano, era fanáticamente ortodoxo, así que invadió Italia y convirtió a Rávena en capital del exarcado, una provincia bizantina en Italia. Potenció el puerto de Classe, que se convirtió en el principal de la costa adriática italiana, donde se construyó la basílica de san Apolinar in Classe para depositar las reliquias del santo.
Comeremos (incluido) y continuaremos después. Justiniano quiso acelerar la integración de todos estos territorios conquistados en el imperio bizantino, así que con el dinero de un acaudalado banquero y la supervisión del arzobispo, que la consagró en 547, se construyó la fabulosa iglesia de san Vital. Estos personajes, y también el emperador y su esposa Teodora, aparecen en la decoración de mosaicos, el mejor ejemplo posible del arte bizantino (muchas de las obras que había en la capital, Bizancio, la actual Estambul, fueron destruidas durante la Querella Iconoclasta de los siglos VII y VIII y posteriormente por los turcos). Aquí se han conservado como en ningún otro lugar.
Desde entonces y hasta el siglo VIII, cuando pasaría a formar parte de los Estados Pontificios, Rávena fue la capital del exarca, el gobernador bizantino, y en ella se siguieron haciendo construcciones extraordinarias de las que veremos el baptisterio de los ortodoxos. Al acabar volveremos a Bolonia, y tiempo libre.
Lunes 2 de junio
Hoy nos vamos a PARMA, una ciudad con un patrimonio absolutamente apabullante que recientemente ha sido declarada por la UNESCO Ciudad Creativa de la Gastronomía, reconociendo la identidad gastronómica del territorio, con sus tradiciones y su saber hacer, y un patrimonio de excelencia de DOP (Denominación de Origen Protegida) e IGP (Indicación Geográfica Protegida). Aparte del parmigiano y el prosciutto (el jamón), cuenta con el Culatello di Zibello, el Salame Felino, la Coppa di Parma, el Fungo di Borgo Val di Taro y el Vini dei Colli di Parma, todos ellos protegidos.
Quien esté a dieta debería alejarse a varios kilómetros a la redonda de Parma. En esta metrópoli del placer culinario las tentaciones seducen a cada paso, y un paseo por los callejones del centro histórico se asemeja a un pasillo de la sección de delicatessen de un súpermercado de lujo.
Pero no sólo la gastronomía de Parma está reconocida por la UNESCO, pues su impresionante casco histórico también está declarado Patrimonio de la Humanidad, así que… ¡¡¡vamos a descubrirlo!!! Aunque la ciudad es mucho más antigua, es en el Renacimiento cuando empieza su período más glorioso. Los ducados de Parma y Piacenza se habían incorporado a los Estados Pontificios, y el papa Paulo III Farnesio se los cedió a su hijo Pier Luigi. El dominio de la familia continuaría hasta 1731, cuando por el matrimonio de Isabel de Farnesio con Felipe V se incorporarían a la corona de España. Su hijo mayor, Carlos, sería duque antes de ser rey de Nápoles y luego de España, sucediéndole aquí su hermano Felipe (padre de María Luisa de Parma, que también fue reina de España por su matrimonio con Carlos IV). En fin, no quiero liaros, pero tenía que contar algunas de las razones por las que tenemos una relación tan estrecha con esta ciudad.
Comenzaremos por la catedral, un conjunto impresionante que incluye también el baptisterio (en Italia es muy habitual que sean construcciones separadas, porque los fieles no podían entrar en el templo antes de estar bautizados). Es un edificio románico terminado en 1106 en el que podemos encontrar, entre otras muchas cosas, los magníficos relieves hechos por Benedetto Antelami, una auténtica obra maestra (autor también de los bellísimos meses que podremos ver en el interior del baptisterio)…
…y las pinturas hechas en el Renacimiento por uno de los más grandes pintores de la época, Correggio, que dejó obras extraordinarias en la ciudad, empezando por la cúpula de la catedral dedicada a la Asunción de la Virgen, rodeada de apóstoles, ángeles y los santos patrones de la ciudad, una de las obras maestras del arte italiano de todos los tiempos.
Daremos un paseo hasta la basílica de Santa María de la Steccata donde podremos disfrutar de la obra de otro grande de la pintura, también nacido en Parma: Parmigianino, una de las mayores estrellas del Manierismo.
Comeremos (libre) y después nos iremos al Complejo monumental de la Pilotta, un verdadero símbolo del poder de la familia Farnesio. Hoy es un conjunto monumental único que alberga diferentes espacios, como la Biblioteca Palatina o el Teatro Farnesio, que veremos. Es una increíble construcción en madera hecha en el siglo XVII para la visita del gran duque de Toscana (al final tuvo que anular el viaje por enfermedad, pero a pesar de todo se hizo esta maravilla). ¡¡¡Absolutamente espectacular!!! Eso sí, montar un espectáculo aquí era carísimo, así que en total el teatro fue utilizado nueve veces por los Farnesio, la última con ocasión de la llegada de Carlos de Borbón al ducado (nuestro futuro Carlos III).
Al acabar regresaremos a Bolonia. Tiempo libre.
Martes 3 de junio
Hoy volvemos a los alrededores de MÓDENA, y comenzaremos el día en el Palacio de Sassuolo, una de las “delicias estenses”. ¿Qué es eso? Cuando la capital de los estados de los Este era Ferrara había allí una serie de residencias destinadas sobre todo al placer (también a la explotación agrícola del territorio, es verdad), de las que veremos una. Pues bien, cuando el papa recuperó aquella parte del ducado (la “devolución”) el duque Francisco I d’Este decidió construir otra en esta zona y levantó este bellísimo palacio.
Entrar aquí es quedarse encantado ante un enorme cuadro lleno de colores, de maravilla y de belleza: las galerías pintadas, los apartamentos de la duquesa María Farnesio (esposa de Francisco I d’Este), el belvedere sobre el valle…
Comeremos (incluido) y nos iremos a MARANELLO, donde tiene su sede desde 1943 el fabricante de automóviles más prestigioso del mundo: FERRARI, una extraordinaria síntesis de pasión y alta tecnología que se ve especialmente en los legendarios modelos históricos creados por el diseñador Pininfarina, auténticas piezas de museo (el Museo de Arte Moderno de Nueva York, por ejemplo, expone alguno como una obra de arte más).
Conoceremos la historia de la marca, su evolución, la aparición del famoso “cavallino rampante”, veremos coches de Fórmula 1… en fin, una experiencia diferente y excitante.
Al acabar regresaremos a Bolonia. Tiempo libre.
Miércoles 4 de junio
Hoy nos vamos a FERRARA, una pequeña ciudad en la que la familia Este creó una corte que compitió con las de los Médicis en Florencia, los Gonzaga en Mantua o los Sforza en Milán. Fue su capital durante varios siglos, desde el XII hasta que a finales del XVI el papa exigió que se la devolvieran (vamos, que los echaron de allí) y trasladaron su capital a Módena, como hemos visto.
En la Edad Media los Este fueron ampliando sus señoríos, incorporando por ejemplo Módena y Reggio Emilia; se creó su Universidad, a finales del siglo XIV (por la que pasaron personajes tan importantes como Copérnico, ya en el XVI), y a aquellos tiempos corresponde también el Castillo Estense, una imponente construcción de ladrillo con aspecto de fortaleza pero que llegó a tener magníficas colecciones de pintura.
Muy cerca está la catedral, construida a lo largo del siglo XII. Es un magnífico edificio románico que, a medida que se fue construyendo, incorporó elementos góticos. Uno de los pórticos laterales, la “porta dei mesi”, tenía un maravilloso conjunto de esculturas representando a los meses del año, que ahora están en el museo de la catedral. Septiembre, por ejemplo, aparece representado como un campesino vendimiando (está previsto el cierre por obras del castillo Estense, pero aún se sabe si tendrá lugar durante el 2025 o no; en caso de que sea así, lo sustituiremos por el Museo dell’Opera del duomo, dedicado a la catedral, con los magníficos meses de la puerta de los meses, las pinturas de Cosme Turà, el principal representante de la escuela ferraresa del Renacimiento…)
Ferrara, por supuesto, también está declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, que destacó que es un capricho urbanístico muy especial. A finales del siglo xv la situación económica y el afán de prestigio convencieron al duque Hércules I de Este de la necesidad de un ambicioso proyecto de reestructuración urbana: la célebre Addizione Erculea, que duplicó el tejido urbano creando una nueva ciudad.
Los arquitectos del Renacimiento crearon aquí la primera ciudad moderna, con calles rectilíneas y amplias perspectivas muy distintas de lo que resultaba habitual, callejones tortuosos, pasadizos y recovecos oscuros. Ferrara llenó sus calles de palacios e iglesias del Renacimiento y adquirió una fisonomía completamente nueva.
El duque creía apasionadamente en la importancia de las artes para mostrar el poder de la familia. A la corte de Ferrara acudieron intelectuales y artistas de primera fila, y tanto él como su hijo Alfonso I d’Este encargarían obras extraordinarias, como el camerino de alabastro en el que este último reunió un maravilloso conjunto de pinturas mitológicas. Cuando la familia tuvo que entregar Ferrara al papado las obras se dispersaron por diferentes museos (alguna de ellas está ahora en el Prado), perdiéndose para siempre la posibilidad de contemplar este conjunto reunido.
Comeremos (incluido) y continuaremos nuestro paseo panorámico de la ciudad en el que veremos las estrellas callejuelas del barrio judío, el ghetto… En época de los Este llegaron aquí muchos judíos de todas partes de Europa, pero aquella libertad y riqueza acabaron cuando Ferrara pasó a ser parte del Estado Pontificio. A partir de 1627, el Papa ordenó la creación del gueto en el que segregó a los judíos hasta 1859, con la que probablemente sea la calle más bonita de la ciudad: la via delle Volte, una calle larga y estrecha que era una de las principales arterias comerciales de la ciudad medieval llena de “volte”: pasadizos sobreelevados que conectan los edificios de ambos lados y acaban en forma de arco abovedado.
En la época dorada de Ferrara, bajo el ducado de los Este, surgieron muchos palacetes en la ciudad y en los alrededores: las llamadas Delizie Estensi, “delicias de los Este”. La más famosa de todas es el Palazzo Schifanoia, en el que no podemos perdernos la enorme Sala de los Meses, completamente cubierta con uno de los más famosos ciclos profanos de frescos renacentistas.
Al acabar regresaremos a Bolonia, y tiempo libre.
Jueves 5 de junio
La última mañana del viaje la pasaremos en BOLONIA nuevamente, visitando un lugar muy especial: el Arquigimnasio, sede de la Universidad entre el siglo XVI y principios del XIX. Como testimonio de esa larga historia ha quedado un enorme conjunto de siete mil escudos de armas de los estudiantes, con inscripciones en su honor, que afortunadamente se salvaron de la destrucción ordenada por el gobierno republicano en 1797 y de los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial.
Aparte de las aulas, es todavía visible el Teatro anatómico construido en el siglo XVII, una sala dedicada al estudio de la anatomía en forma de anfiteatro, construida en madero de abeto y decorada con estatuas. El profesor se sentaba en una cátedra cubierta por un baldaquino flanqueada por dos estatuas de hombres desnudos y sin piel, “gli spellati” (los despellejados). En las paredes hay otras esculturas dedicadas a médicos de la Antigüedad y de los tiempos modernos, bustos para los menos importantes y estatuas de cuerpo entero para los demás, como Hipócrates, Galeno o el boloñés Gaspare Tagliacozzi, precuror de la rinoplastia (en la mano tiene una nariz).
Para despedirnos daremos un paseo por el corazón de la ciudad para descubrir un rincón escondido: el barrio judío, que conserva la estructura urbanística original. El área todavía conserva los mismos ambientes oscuros, hechos de callejones estrechos y patios escondidos donde fueron segregados por la Iglesia los judíos de Bolonia en la primera mitad del 1500.
Acabaremos la mañana visitando la basilica de santo Stefano, un lugar muy, muy especial conocido como las “sette chiese” (aunque en realidad no son siete iglesias, sino alguna menos), una pequeña Jerusalén que arranca de un templo de Isis de época romana.
Después tiempo libre para comer y tarde libre para despedirnos de Bolonia. Hacia las 20’00 nos iremos hacia el aeropuerto, desde donde volaremos a Barcelona a las 23’20. Llegaremos a las 1’15 y allí nos recogerá nuestro autobús para llevarnos a Zaragoza, donde llegaremos hacia las 5’30.
Precio – 2.340 € (suplemento habitación individual, 500).
Forma de reserva
La agencia de viajes es:
GOZARTOURS
C/ San Agustín, 27-29, 2º B
50002, Zaragoza
Título: C.A.A. 325
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AUTOVIA DE LOGROÑO, KM. 2,400
POLIGONO EL PORTAZGO 66
50011 – ZARAGOZA
Título: C.A.A.: 3MM
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