La iglesia del seminario de San Carlos, dedicada en realidad a la Inmaculada Concepción, es una de las más impresionantes de Zaragoza. ¿Quieres recorrerla con nosotros en 10 paradas, para descubrir algunos de los motivos por los que no te la puedes perder? Pues empezamos:
1 – Es el colegio más antiguo de Zaragoza – ¿Cómo? ¿Antes no hubo colegios? Pues claro que los chavales iban a clase (no todos, los que se lo podían pagar), pero es el edificio más antiguo concebido como colegio que se conserva en la ciudad. Lo construyeron los jesuitas en la segunda mitad del siglo XVI y ahí sigue, aunque desde que Carlos III los expulsó en 1767 se trasladó aquí una institución que ya existía, el Seminario Sacerdotal de San Carlos Borromeo.
2 – Aquí dio clases Baltasar Gracián – El que probablemente es el escritor aragonés más importante de todos los tiempos, el jesuita Baltasar Gracián, paso aquí algunas temporadas de su vida, escribiendo obras que hoy son mundialmente conocidas.
3 – Entrar en su iglesia es viajar en el tiempo – Cuando los jesuitas la miraran por última vez, cuando fueron expulsados, la verían prácticamente como nosotros la vemos ahora. Entrar en ella es viajar al siglo XVIII, al barroco más rico y espectacular.
4 – La vista se pierde entre las docenas de imágenes que nos cuentan sus historias – Por todas partes hay cuadros, relieves, esculturas, inscripciones… que nos están hablando del fascinante mundo de la Contrarreforma. Todo está ahí por algo y tiene un sentido, nada es casual.
5 – Nos deslumbra el brillo del oro – retablos dorados, bocas de capilla, rejas, relicarios… todo recubierto de resplandeciente pan de oro, que sigue brillando como el primer día. Es como estar dentro del cofre del tesoro o, como dijo un viajero del siglo XVIII, en una “tienda de espejero”.
6 – Sorprendentes trucos barrocos – En el Barroco, puro teatro, nada es lo que parece. Lo que importa es la apariencia de las cosas, así que de vez en cuando nos encontramos con alguna sorpresa que no os revelaré aquí. Si queréis descubrir los “trampantojos”, o sea, las trampas que se le ponen al ojo, buscando engañarlo, tendréis que venir.
7 – Una pequeña capilla que es una enorme joya – La capilla de la Comunión, o de San José, o de los duques de Villahermosa, merece una visita detenida por sí sola. Se conserva prácticamente como cuando se acabó, en 1692, pequeña, recoleta y llena de significados por todas partes.
8 – La tumba de un duque… y la de una duquesa – Dos esculturas de mármol como estas no tienen nada de normal ni en Zaragoza ni en España. De hecho, se trajeron de Nápoles. Siguen allí y son mucho más que magníficas.
9 – Fantásticas esculturas y pinturas bellísimas – Los cuadros de Vicente Berdusán en la capilla de San José o las pequeñas esculturas de San Miguel y el Ángel de la Guarda que hay sobre las puertas de la sacristía son de lo más delicado que se puede encontrar en la Zaragoza barroca. Una delicia para contemplar con calma.
10 – Pequeñas y grandes joyas de las artes decorativas – Relicarios, puertas, rejas, frontales de altar pintados sobre estuco o bordados… en cada rincón de esta iglesia aparecen sorpresas como estas.
Estos son 10 de los 10.000 motivos que podríamos haber elegido para visitar la iglesia del Real Seminario de San Carlos. Si queréis visitarla con nosotros, este mes de diciembre tenéis la oportunidad.
Calle San Agustín 27-29, 50002 Zaragoza
Teléfono 976 20 73 63
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Aunque ya la conozco y la he enseñado a algunos turistas, para existe otra razón de peso para recomendarla: hace 62 años contrajeron matrimonio en ella mis padres.
Detrás de su fachada esconde una riqueza interior extraordinaria, como bien dices, nada es lo que parece.