Fundada por los romanos sobre un poblado vascón anterior, Calagurris fue famosa por el asedio al que la sometió Pompeyo, cuando sus habitantes prefirieron morir de hambre que rendirse (la «fames calagurritana«), y sobre todo por dos grandes personajes, Quintiliano (uno de los más grandes oradores del mundo romano) y Aurelio Prudencio, autor del Peristephanon, catorce himnos dedicados a santos mártires (entre los que se encuentran los patronos de Calahorra, san Emeterio y san Celedonio).
